“Estuve una hora y media haciendo radio sin guantes”, cuenta Diego, y a priori no pareciera un logro mayor. Pero si uno se entera de que fue a 6.892 metros de altura, después de una larga caminata, con condiciones atmosféricas que se dan pocas veces en la temporada y que es un récord mundial para quienes transmiten en alta frecuencia (HF), el peso de la frase es otra.
Los radioaficionados debieron esperar casi 70 años para que se repitiera la proeza: una transmisión radial desde el techo de América. El protagonista del hecho fue Diego Lizarraga (38), un mendocino de Rivadavia, quien con su equipo estableció contacto en HF y desde allí su voz llegó a estaciones ubicadas en provincias como Córdoba, Santiago del Estero, Santa Fe, San Luis, San Juan, Buenos Aires y Chile. También tuvo eco en Mendoza, su lugar de origen.
Diego, en diálogo con Los Andes, dio cuenta de esta proeza, emocionado aun por el logro. “Tengo más de 60 activaciones hechas en distintos cerros de Mendoza, Neuquén, San Luis y el plato fuerte: el Aconcagua”, remarca quien ya había hecho cumbre en el coloso de América en 2018 pero sin transmisiones radiales.
Para los cazadores, desde la altura
Diego cuenta que todo empieza por una actividad que se llama SOTA (Cumbres al aire), que es un programa del Reino Unido que consiste en realizar transmisiones desde la altura. Aquí en Mendoza existe una asociación con cerros catalogados y referencias para poder subir, y así en la cumbre montar equipos de radio y comunicar a otras estaciones.
“El objetivo es tratar de comunicar a los ‘cazadores’ que hacen contacto con esa persona. Es un programa gratuito y va sumando puntaje, certificados, reconocimientos”, cuenta el andinista, que es profesor de Educación Física en dos escuelas de Rivadavia y una de Luján.
Para SOTA, el Aconcagua es la montaña más alta del mundo desde donde se puede transmitir, ya que las cumbres del Himalaya no están dentro de este programa por cuestiones políticas. “Son miles las personas que participan de esto y yo, siendo mendocino, andinista y radioaficionado, se me cruzó por la cabeza tratar de activar –es decir, de transmitir- desde la cumbre mas alta. De ahí nació el sueño”, cuenta Diego.
Con la experiencia del primer ascenso y un entrenamiento de dos años continuos, fue que el sueño comenzó a vislumbrarse en el horizonte como una posibilidad real. Pero había que entrenarse, ya que el equipo representa tres kilos más que deben sumarse a los que se llevan en un ascenso normal.
“Llevás un radiotransmisor de HF, batería, un mástil de fibra de vidrio de cinco metros y medio y antenas. Son tres kilos extra, sumados a todo el equipo que hay que llevar”, detalló Diego, añadiendo que diseñó una mochila capaz de llevar todo conectado, por lo que cuando hizo cumbre sólo debió levantar el mástil para comunicar. “En dos minutos, cronometrados, uno ya está transmitiendo”, dijo, explicando que ya contaba con records de transmisión previos en cerros de 5.100 metros y de 5.962 metros, desde el Cordón del Plata. “Pero la verdad es que los records no me interesan. Lo que quería era transmitir”, añadió.
Desde el Aconcagua
Finalmente, el 2 de enero, Diego entró al Parque Aconcagua y el 10 hizo cumbre, con la primera transmisión luego de 69 años. Es que Ángel Gil y Bernardo Razquin, en 1953, hicieron lo propio con otros equipos, mucho más pesados. “Mi transmisión fue de una hora y media y, aunque no pude tener la cumbre despejada, que era otro de mis sueños, para ver el Pacífico, pude hacer radio con las mejores condiciones posibles. Pude transmitir sin guantes, y no entiendo cómo lo hice, ya que estas condiciones pasan pocas veces en la temporada”, recordó.
Respecto de la transmisión en sí, dijo que estuvo todo enfocado a la radioafición. De manera que tras identificarse como LU9MZO – su nombre en el éter- fue escuchando las señales que intentaban contactarse con él y pasando estaciones desde la cumbre. “Esto hace casi 70 años que no se hacía, desde la época de Ángel Gil y Bernardo Razquin, quienes lo hicieron con muchas complicaciones. Yo me inspiré en ellos, leyendo mucho cómo lo hicieron con equipos de radio de 20 kilos. Esto es algo soñado”, reitera con emoción el radioaficionado mendocino.
¿Cuál es la próxima cumbre?
Lizarraga reconoce que no hay otro objetivo “grande” a corto plazo. Pero dice que le gustaría volver a hacer el Aconcagua en su búsqueda del paisaje deseado y de esa cumbre despejada. Por el momento, asegura que disfruta de la actividad de radio y que seguramente saldrá un “cerrito” en estos días por el placer del deporte, el aire libre y la radio.
“El plan como radioaficionado es aprender otros modos, como el código Morse, y quiero transmitir en eso. También con otras bandas y otras antenas”, finalizó el profe de educación física.