El verano fue casi “milagroso” en cuanto la provisión de agua para Mendoza después de tanto tiempo sequía. Tras una importante cantidad de nieve acumulada durante el invierno, el deshielo llevó a los cauces de los ríos un caudal que permitió que el valioso líquido llegara para alimentar espejos de agua e incluso a zonas donde hace muchos años no había, como las lagunas de Lavalle.
Hubo fotos y videos de quienes quisieron guardar el memorable momento y los ecosistemas empezaron a mostrar señales de cambio. Sin embargo, los especialistas advierten que hacia adelante, la continuidad del milagro mendocino es improbable. Es que en los lugares donde no había agua es difícil mantenerla y el evento sería transitorio, mientras que algunos modelos anticipan que hay probabilidades que el fenómeno El Niño, que trajo más humedad y precipitaciones, vuelva a dar paso a La Niña, que implica mayor sequía.
Por otra parte, para el corto plazo se anticipa una reducción de la disponibilidad: el descenso de las temperaturas de la época implican una disminución de los deshielos mientras que la disponibilidad de agua para el próximo verano estará supeditada a las nevadas que se produzcan este año. Por lo pronto, desde fines de enero el río Mendoza redujo 61% su caudal y pasó de 130 metros cúbicos por segundo, a los 50 metros cúbicos actuales, según datos del Departamento General de Irrigación.De todas formas, esto aun está por encima de los registros de temporadas anteriores.
Llega el agua
Tal cual publicó Los Andes, en todos los embalses de Mendoza se reunieron 1.426 hm3 de agua al 31 de enero del 2024, son 640 hm3 más que el año pasado, casi un 80% más, cuando se logró retener 786 hm3. El río Mendoza trajo 30% más agua que un año medio, el Tunuyan 36% y el río Grande, 62% más.
El río Mendoza ha sido el gran ejemplo, trajo tanto caudal que el dique Potrerillos, al que alimenta, llegó a su capacidad máxima en enero. El sobrante debió liberarse aguas abajo. Fue un preciado regalo para los productores, que vieron beneficiados sus cultivos y en lugares como Lavalle fue una verdadera fiesta.
A mediados de febrero, el agua del río Mendoza llegó al secano lavallino luego de 15 años. El que pudo quiso resguardar el recuerdo en fotos y video, cuando llegó la gente de la comunidad invadió el lugar para un impensado chapuzón hasta hace unos meses. La Laguna del Rosario y la Laguna de Guanacache recobraron vida.
El río Tunuyán también fue generoso. A fines de diciembre, luego de varios años de sequía, el agua del río que atraviesa los departamentos de Santa Rosa, La Paz, Junín y Rivadavia llegó en cantidad más allá del dique Benegas.
También los humedales recibieron los beneficios. La Laguna Llancanelo recuperó capacidad, así como otras como la Laguna Las Salinas, en San Rafael.
“Desde mediados del año 2023, Llancanelo comenzó a recibir aportes del río Malargüe y sumado a las lluvias registradas en esta última temporada, el espejo de agua alcanzó un nivel similar al de los años 1999-2000 y 2010, llegando a ocupar entre 9.000 y 10.000 hectáreas de laguna”, informó la Municipalidad de Malargüe.
“Podemos decir que la Laguna Llancanelo está comenzando un ciclo de recuperación gracias a los aportes hídricos que viene recibiendo del río Malargüe y de las lluvias locales ocurridas esta última temporada. Es importante tener en cuenta que estos ciclos, si bien son naturales, en la actualidad se encuentran influenciados por el uso del agua que se hace en el oasis y que se va incrementando con el crecimiento de las zonas urbanas y sectores bajo riego”, detalló el biólogo Heber Sosa, referente Fundación para el Estudio e Intervención Socioambiental
Como contrapartida, la liberación de gran cantidad de agua desde el dique Cipolletti hacia abajo, produjo la inundación del barrio Rincón de los Álamos, al este de Maipú, casi en el límite con Palmira (San Martín), a mediados de enero. Es que está asentado en parte de la traza del río que había estado seca durante años.
Perspectivas
Pero Mendoza es una zona semidesértica y parece no poder escapar demasiado a su destino. El fenómeno El Niño, que se instaló a mediados del año pasado, trajo la humedad que permitió un respiro pero según los expertos, sus beneficios y estas condiciones no podrían mantenerse hacia adelante.
“Para este invierno hay que esperar a ver cómo se desarrolla, pero los informes de modelos climáticos indican que estamos en transición hacia un modelo de La Niña”, explicó Carlos Sánchez, jefe de operaciones del río Mendoza del mencionado departamento.
Dijo que suele haber entre uno y otro fenómeno un periodo neutro que al parecer no se estaría vislumbrando. “En junio, julio o agosto estamos yendo hacia una temporada de menores precipitaciones algo que tiene que terminar de conformarse con el tiempo”, dijo al recordar además que el año hidrológico llega hasta el 30 de septiembre.
“Lo que se alcanza vislumbrar no es bueno, no como este año que fue medio y que quizás termines por encima de un año medio”, apuntó.
También dijo que es incierto saber si, hasta que se instale el nuevo fenómeno, habrá más precipitaciones, aunque no parecería ser así según consideró ante los primeros pronósticos.
“Los modelos para el invierno muestran una disminución de las precipitaciones respecto de un año medio y el agua ha ido aguas abajo porque no se pudo almacenar”, refirió.
Pérdida
Es parte de lo que explicó también Sosa. En resumen, lo que dijo es que esta mayor cantidad de agua ha beneficiado sin dudas los diversos entornos favorecidos, aunque los efectos son de diversa índole. Por un lado, los humedales, aunque empobrecidos por tantos años de sequía, resguardaban parte de su ecosistema. Con el ingreso de más líquido, lo han enriquecido.
Por otro, en aquellos lugares donde llegó el agua después de muchos años, esta podrá permanecer mientras siga llegando caudal pero cuando se vuelva a reducir, ese agua desaparecería. Esto salvo que se apele a ciertas estrategias de preservación.
“En el caso de Guanacache, que nosotros estuvimos trabajando hace diez años, lo que está pasando es que tanto el curso del río como las lagunas están colmatadas (NdeR: rellenas con sedimentos o vegetación) o a veces degradadas. Entonces, cuando viene el agua toma otros cursos. Nosotros, desde el 2010 al 2020, estuvimos trabajando para justamente recuperar fondos de lagunas que estaban degradados, con mucha erosión, con suelos en los que se arman barrancas. Entonces, cuando viene el agua, sigue de largo hasta el río Desaguadero”, detalló.
Y continuó: “Lo que hicimos nosotros en las zonas del Retamo, del Forzudo, San Miguel, es recuperar esos fondos de laguna con distintas obras de restauración para que cuando venga el agua la retenga por más tiempo y de esa manera realmente se comporte como un humedal”.
Tras el ejemplo, comentó que es lo que sucede en Laguna del Rosario: “Lo que ha pasado es que llegó el agua; por supuesto, todas las comunidades tienen una alegría impresionante porque tienen agua directamente para los animales, para ríos, pastoreos. El tema es que esa agua, una vez que el río deja de erogar, se vuelve a evaporar, se infiltra y vuelve al estado inicial”, afirmó.
Destacó que en estas condiciones da un beneficio a mediano plazo, hasta que el río deje de erogar. “O sea, no es que el río empezó a mandar agua con una frecuencia determinada, fue un evento aleatorio, cuando se limpió el río, se envió el agua. Eso hizo muy bien, pero sería muy bueno que haya una cuota, un cupo mínimo, que todos los años se pueda erogar algo de agua de esas lagunas para que puedan seguir funcionando como tal. Si no es un evento aleatorio”, resaltó el especialista.
Por otra parte, dio como ejemplo que fue beneficioso para la comunidad de Laguna del Rosario, pero aguas abajo los puesteros se quejaban porque no se permitió que el agua llegara. Por eso consideró que es muy importante hacer un trabajo integral, lo que se llama restauración de humedal y que requiere estudios previos.
En tanto, con las lluvias y el deshielo del benévolo fenómeno del El Niño, también se cargaron las napas freáticas donde hay humedales, donde hay influencia en parte de la cuenca, y la vida relacionada a esos tipos de humedales se mejora, aunque esto también podría ser transitorio.