Funcional, aparatos, crossfit, bicicleta, aeróbico. Las posibilidades que brindan los gimnasios son inifnitas, y todo aporta a lo mismo: cuidar la salud mental y física. Haciéndole honor a la cita latina “Mens sana in corpore sano”, referida a la importancia de cuidar de la misma manera la salud física y la mental.
De acuerdo a un informe reciente de la comunidad Mercado Fitness, más de la mitad de los gimnasios en Argentina (55%) experimentó un aumento en la cantidad de usuarios al comparar julio de 2023 con julio de este año. Y es una tendencia que se viene acrecentando desde el brote de la pandemia de Covid-19.
“Si algo positivo nos dejó la pandemia, fue que la gente tomó conciencia de lo importante que es estar saludable. Porque quedó demostrado que la mayoría de la gente que realizaba actividad física y estaba en forma, atravesó la enfermedad con menos consecuencias. Y eso hizo dar cuenta de lo importante que es cuidar la salud”, describe la profesora de Educación Física, Marcela Manino, quien tiene un gimnasio propio y que logró montar con muchos años de trabajo y esfuerzo.
Y es que estos espacios como emprendimientos propios también han tenido un auge en los últimos años. No necesariamente con la extensión, las dimensiones y el nutrido equipamiento de las grandes cadenas con presencia nacional, pero sí con las comodidades básicas e indispensables, así como también el equipo mínimo para dar respuestas a las principales necesidades físicas y mentales de una comunidad que cada vez se inclina más por la vida fit.
Considerando los accesorios y las máquinas -y de acuerdo al estudio de Mercado Fitness-, un gimnasio tradicional de 200 m² puede equiparse con maquinarias nacionales con un presupuesto que oscila entre los 30.000 y 35.000 dólares.
En tanto, con maquinarias importadas, la inversión puede ir desde 90.000 dólares (en 200 m²) y hasta los 130.000 dólares para 400 m².
Pero también los hay más simples, básicos y que son justamente aquellos en los que profesores de educación física y deportistas intentan incursionar, al menos en un principio, para concretar el sueño de su gimnasio propio.
“Comprar máquinas, pesas, discos, bandas y todo el equipamiento está difícil en Argentina, sumado a que cada 6 meses hay que renovarlo por el desgaste propio del uso. Es una inversión muy grande la que hay que hacer, y te lleva 2 o hasta 3 años recuperarla”, destaca a su turno el futbolista y entrenador mendocino, Jesús Baldaccini.
Hace 5 años, el deportista inauguró su propio gimnasio en Godoy Cruz, enfocado puntualmente en entrenamiento funcional.
“Para arrancar con algo tranqui y en un gimnasio mediano estamos hablando de necesitar unos 15 o 16 millones de pesos. No está fácil”, se sincera.
“La industria del fitness es cara y requiere mucho equipamiento. A eso se suma contar con gente bien capacitada y que son agentes de salud”, acota a su turno Marcela Manino.
ANTES Y DESPUÉS DEL COVID-19
SitioFit es el nombre del gimnasio que Baldaccini comanda en calle Barcala de Godoy Cruz. A fines de 2019 abrió sus puertas, y trabaja con un grupo pequeño -50 socios, 75 en temporada alta (entre agosto y diciembre)-, ya que es lo que ideal para la estructura del lugar.
“Nos tocó atravesar la pandemia, y tuvimos que rápidamente manejarnos de manera diferente, con clases virtuales y con decisiones como que cada socio pagara lo que pudiera. Y post pandemia, la vuelta fue complicada”, agrega el futbolista y entrenador.
No obstante, resalta que, con el paso del tiempo, comenzó a crecer la concurrencia. Y que es una tendencia que se observa cada vez más: la de toma conciencia de cuidado corporal.
Incluso, sostiene que el rango etario también se ha expandido, y que hoy las personas comienzan a entrenarse desde más chicas, y siguen hasta una avanzada edad.
Y resalta la importancia de trabajar con el acompañamiento de profesionales y con rutinas ideadas para cada persona.
“Me tocó atravesar el Covid-19, y no la pasé para nada bien. No llegué a estar internado, pero por poco y no pude ni moverme de la cama. Ahí caí en la cuenta de que el sobrepeso no había contribuido para nada”, destaca Daniel (45), mendocino quien se contagió de coronavirus en 2021.
Una vez que se recuperó, y en la medida en que su estado se lo permitió, Daniel incorporó el gimnasio a su rutina. Y supo, más que nunca, que un cuerpo sano encierra a una mente sana. Y, a 3 años de ese momento, es habitué fijo del gym.
“Vi, incluso, en amigos que tuvieron Covid-19 y que tenían un mejor estado, que las consecuencias durante el cuadro no fueron tan complicadas como las mías”, explica.
EL SUEÑO DEL GIMNASIO PROPIO
Marcela Manino es profesora de Educación Física y ha trabajado y emprendido en gimnasios toda su vida. Desde 1990 gestionó y administró sus propios espacios -con una prolongada pausa de 10 años en el medio-. Y, post pandemia, montó su gimnasio en un lugar propio, prometiéndose a sí misma no volver a alquilar.
Además, se especializó en su propio nicho: mujeres de más de 40 años.
“Creo que es una población que no está bien abarcada en los gimnasios. Las mujeres pre menopáusicas y post menopáusicas tienen mucha actividad y capacidad e interés por mejorar salud y calidad, pero no logran insertarse ni pueden fluir en grupos de personas de 30 años”, detalla la profe.
Y agrega que la única manera de poder transitar una tercera edad verdaderamente dorada es con cierta autonomía que da el ejercicio y el entrenamiento físico. Sobre todo, teniendo en cuenta que reduce los dos grandes riesgos de las mujeres a esa edad: infartos masivos del miocardio y osteoporosis.
Los trabajos de ritmo y de spinning, el entrenamiento funcional adaptado y el entrenamiento tradicional de la fuerza con musculación (con barras, pesos libres y musculación estética) son los fuertes.
CUÁNTO CUESTA MONTAR TU GIMNASIO
De acuerdo al informe de Mercado Fitness, para el que se encuestaron a 3080 usuarios de gimnasios de todo el país, la musculación sigue siendo la actividad preferida de quienes asisten a un gimnasio.
El top 5 de máquinas de musculación que no puede faltar en un gimnasio, en tanto, está compuesto por cuádriceps, isquio, dorsalera, press de pecho y dual pulley.
Además, siempre según el mencionado informe, en Argentina, casi la mitad de los gimnasios están tienen una extensión de entre 100 m² y 400 m². Equipar uno de 400 m² puede costar a partir de 30.000 y 35.000 dólares (con maquinaria nacional) y hasta 130.000 dólares (importada). Claro que son valores de referencia y para espacios amplios.
“Me cansé de padecer los costos elevados de los alquileres. Yo tenía un gym muy grande, con salas de máquinas, de fitness y SUM para clases grupales. Y en un gran gimnasio, el mantenimiento se lleva todas las ganancias”, se sincera Marcela Manino, dueña del gimnasio que lleva su nombre en Godoy Cruz.
Según su experiencia, para un gimnasio muy pequeño y que recién arranca, es imposible pensar en menos de un millón de pesos para el equipamiento base. Y sin incluir el alquiler en la cuenta.
“Para las grandes cadenas estamos hablando de miles de millones de pesos”, agrega.
En el caso del spinning, cada una de las bicicletas oficiales (Star trac) cuesta 1.200 dólares a estrenar. Usadas se pueden conseguir a 500 dólares, aunque su vida útil queda reducida y demandan de mayor mantenimiento.