En pleno proceso de expansión del uso de tecnologías digitales en las aulas, la Unesco advirtió sobre aspectos negativos de su uso y destacó que es esencial mediar su utilización para que sea con fines pedagógicos. La entidad remarcó que el uso abusivo o con fines ajenos a lo académico lo transforman en un distractor que termina por afectar el aprendizaje mientras que le restó peso como elemento sustancial para éste. Lo hizo sin dejar de reconocer los beneficios que las nuevas tecnologías han traído aparejadas a la enseñanza y aprendizaje. También al señalar que su uso adecuado es parte de garantizar derechos de los niños y jóvenes que deben convocar a la escuela para aportar indispensables competencias digitales. Y es en este contexto que se plantea un debate complejo con posiciones encontradas.
Lo hizo en el marco de un extenso análisis en el Informe GEM 2023 “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en qué términos?”. En él tomó en cuenta las brechas de acceso dentro de la sociedad e incluso el desafío que implica incorporar tecnología para los países de menores ingresos y es en ese sentido que expresó que su mera incorporación sin planificación no tiene necesariamente impacto.
“Los aspectos negativos y perjudiciales del uso de la tecnología digital en la educación y la sociedad incluyen, entre otros, el riesgo de distracción y la ausencia de contacto humano”, subraya el documento.
“La tecnología no reglamentada supone incluso una amenaza para la democracia y los derechos humanos, por ejemplo, mediante la invasión de la privacidad y la incitación al odio”, agrega.
El organismo considera que puede tener un efecto perjudicial si se utiliza de manera inapropiada o excesiva. En este punto hace referencia a datos de evaluaciones internacionales a gran escala, como los que ofrece el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, que sugieren una relación negativa entre un uso excesivo de las TIC y los resultados académicos de los estudiantes. “En 14 países, se ha concluido que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes y tiene un efecto negativo en el aprendizaje. Sin embargo, menos de una cuarta parte ha prohibido el uso de teléfonos inteligentes en las escuela”, expresa.
Especialistas y profesores consultados en Mendoza estuvieron de acuerdo en que hay aspectos que pueden resultar negativos: el aula se convierte en un ámbito en el que el profesor tiene que luchar contra el celular para captar la atención. Tal situación no está exenta de conflictos. También se puso en evidencia el impacto sobre las habilidades para socializar.
Pero por otra parte, señalaron que a los docentes les facilita muchas acciones y pensar en no utilizarla es imposible en condiciones en que los alumnos son nativos digitales. Es parte de su lenguaje cotidiano, es el medio por el que se comunican y se informan, la escuela no puede evadir su rol en la conformación de una ciudadanía digital y dotar de recursos para una utilización adecuada y segura.
“En cualquier caso, las competencias digitales se han convertido en parte de un paquete de habilidades básicas. La tecnología digital también puede respaldar la gestión y aumentar la eficiencia, ayudando a manejar volúmenes más grandes de datos educativos”, señala la Unesco al plantear durante todo el trabajo las dos caras de esta compleja situación.
La batalla por la atención
Fabiana Rodríguez, profesora de Economía, destacó que sin dudas la tecnología es un gran facilitador, “pero la parte negativa es más generalizada me parece - observó- porque los chicos, desde que llegás están con el teléfono, no te dan bolilla, los saludas, captás su atención, se sientan y siguen con el teléfono, y ¿cuál es el tema? Que a veces ni siquiera es que chatean o conversan con otros, sino que están jugando a los jueguitos y como ahora tenés juegos en línea, es peor, porque están jugando de una punta con otra. Entonces vos estás explicando, te das vuelta y tenés seis, siete jugando, o contestando, o con fotos”, relató. “Es una lucha constante que tenemos los docentes para captar la atención”, subrayó.
Entonces relató que para controlar la situación se pueden presentar conflictos con los alumnos, ya que no se les puede quitar el teléfono. “La opción a la que apelamos la mayoría de los profesores es decirles ‘es tu decisión personal’, nosotros damos la clase, explicamos y bueno, tenés las herramientas para poder utilizarlo porque te lo paso por Whatsapp”.
“Hay cosas que escapan a nosotros -continuó- que es una distracción, sí, y hay pibes que directamente ni se conectan con la clase”. Pero agregó que después cuando cierran las notas y están desaprobados vienen a reclamar, otro conflicto.
Efectivamente, Unesco advierte que los estudios que utilizan datos del PISA sugieren una relación negativa entre el uso de las TIC y los resultados académicos de los estudiantes una vez que se supera un umbral de uso moderado. La percepción de los docentes es que el uso de tabletas y teléfonos dificulta la gestión del aula mientras que consideró que todo queda en manos de la autorregulación.
Diego Aranda, profesor en la escuela Técnicos Mendocinos de Guaymallén, dijo que él está del lado de los que piensan que incluir las tecnologías en las enseñanzas tiene más efectos positivos que negativos. “A mí me gusta pensarlo de esa manera. Es verdad también que tiene algunas cuestiones, afecta la socialización, pero yo eso lo veo más como una problemática social que se ve reflejada en la escuela, pero que sí o sí va a pasar, no es algo que le pasa solamente a los estudiantes”, opinó.
“Yo para resolver este tipo de cosas trabajo mucho con metodologías activas - mencionó- aprendizaje basado en proyectos, por ejemplo, es algo que te permite por ahí hacer una fina danza entre lo que tenés que enseñar, lo que los estudiantes quieren aprender y dónde está su interés. Y bueno, podés ir en ese interín dosificando el uso de tecnologías y aprovechándolas al máximo sin que se conviertan en algo negativo”.
Inevitable
Referentes en la temática coincidieron en que lo que hay que poner sobre la mesa es el uso que se hace de la tecnología, que tal cual señala la Unesco debe ser mediada por el docente, con fines pedagógicos y con garantías de seguridad, que actualmente no están totalmente dadas.
Diego Vidal Silva, docente de secundaria y superior y Especialista en Educación y TIC, consideró que el tema es cómo se implemente. “La tecnología bien empleada puede proporcionar acceso a recursos educativos y herramientas interactivas que enriquezcan el aprendizaje. Sin embargo, si se utiliza de manera inapropiada, puede distraer a los estudiantes y afectar su rendimiento académico. Una cosa es hacer uso del teléfono, Smartphone, y otra es abuso”. Consideró como efectos negativos las distracciones y desigualdades en el acceso a dispositivos y recursos digitales.
En tanto, para José Thomas, Director General de Escuelas, el objetivo final no es la incorporación de la tecnología sino el lograr que los chicos tengan los aprendizajes esperados. “El mismo informe nos pone como un aprendizaje fundamental más la competencia digital, pero los chicos tienen que aprender a leer, tienen que aprender a sumar, tienen que aprender a relacionarse. Tres cosas que ante un mal uso de la tecnología te juega en contra”, apuntó.
Para Ana Sisti, decana de la Facultad de Educación de la UNCuyo, la educación siempre ha estado atravesada por la tecnología y cada cosa nueva que apareció ha generado cuestionamientos y parálisis pero se ha terminado incorporando con beneficios. Tal es el caso de las computadoras o los contenidos audiovisuales.
“No podés pensar hoy a los niños sin el uso de la tecnología, cuando en realidad la tecnología nos atraviesa, por eso hay que pensar de qué estamos hablando cuando pensamos en el uso de la tecnología. Hoy el comunicarse con un compañero por WhatsApp implica también trabajar la lengua escrita como herramienta. Entonces, enviar un mail o un WhatsApp puede ser una estrategia educativa para poder trabajar, por ejemplo, signos de puntuación, ortografía, todo siempre va a depender de cómo vos lo arbitres”, comentó.
Desde su punto de vista parte del problema es un paradigma desactualizado: “Nos hemos quedado en el esquema de que estudiar y aprender es estar sentado detrás del banco, uno detrás de otro y haciendo todos las mismas cosas. Para ella, pese a que los docentes se capacitan en nuevas formas de enseñanza no se ha podido cambiar la estructura matriz y se sigue optando por el pizarrón e impartiendo un contenido que el chico podría buscar y trabajar desde la red. Esto quita interés.
Los consultados coinciden en que el tema recurrente, la distracción, siempre ha existido y tiene que ver con que la escuela no capta el interés de los chicos.
Por otra parte, la decana hizo hincapié en el impacto que tiene sobre la falta de interacción personal presencial que tiene particularidades irremplazables.En este aspecto vale señalar que los psicólogos y docentes han señalado que tras el aislamiento de la pandemia el retorno a las aulas implicó un notorio deterioro de la convivencia escolar y serias dificultades para socializar.
¿Hay que evitar la tecnología?
“La escuela no puede estar ajena a esto, sino que al contrario tiene que darles herramientas para usarlo. Es como si hoy se pensara en vivir sin luz y volver a la vela”, remarcó Sisti.
Thomas coincidió en que la tecnología no es la solución al problema pedagógico pero es algo ineludible en las escuelas.
Justamente el debate que debe darse es cómo usarlo según el contexto local pero dijo que cada colegio tiene que tener su acuerdo de convivencia donde el uso debe estar claro.
“El informe muestra que el celular es un elemento disruptivo en el aula pero la prohibición absoluta en el aula es una medida con la que no estoy de acuerdo, puede ser una gran herramienta pedagógica”, pero destacó que la mejor forma de llegar a eso es a partir de lo que proponga cada comunidad. Por otra parte consideró que no debe usarse en primaria.
La organización sostiene además que no abundan pruebas adecuadas e imparciales sobre el valor añadido de la tecnología digital en la educación, la tecnología evoluciona a un ritmo mayor del que es posible evaluar y muchas de las pruebas proceden de quienes intentan vender la tecnología. Además, la entidad reconoce que el uso de tecnología puede acrecentar brechas en países de menos ingresos y advierte que no es indispensable para aprender.