Se dice siempre que un currículum vitae es la presentación clave de la persona a un puesto de trabajo. Pero a veces es difícil llenar la “hoja” si todavía no hay suficiente experiencia laboral, un requisito casi crucial en la mayoría de las postulaciones.
No te desanimes. Cada uno de nosotros tiene logros en su vida que se pueden destacar en un CV. El problema, en realidad, es que muchas veces pasan desapercibidos ante el nivel de autocrítica, la inseguridad o la baja autoestima que manejamos.
Cómo mejorar un currículum sin experiencia
Analizá bien a qué trabajo te postulás
Suena algo obvio, pero en muchas ocasiones lo olvidamos. Lo primero que hay que tener claro a la hora de redactar un CV sin experiencia es adecuarlo a la oferta de trabajo a la que se va a enviar.
Con Internet al alcance, podés hacer un poco de investigación sobre la empresa, sus valores, lo que buscan, qué áreas hay, cómo son las tareas a diario, etc. Una vez hecho esto, pensá vos qué podés aportar a esa compañía y en qué medida te identificás con ellos. Y esto va más allá de un diploma o acreditación formal.
Es necesario conocerse muy bien a uno mismo. Tomate tiempo para hacer una lista con tus intereses, cualidades y habilidades personales o profesionales que puedan encajar en la oferta de empleo buscada.
Detallá a fondo tu formación académica en el CV
Los reclutadores se basan en aprendizajes y habilidades que hayas podido demostrar y que sean útiles para el puesto. Y aunque no lo notes a simple vista, es posible que ya tengas esos talentos ocultos o en alguna formación anterior.
Si llegaste a terminar el nivel secundario de educación y no contás con título universitario/terciario, es más sencillo resolver este problema. Podés contar qué carrera estás estudiando (y el nivel que llevás alcanzado) o planeás estudiar. Otro tip: añadí qué cursos extracurriculares tomaste mientras hacías la formación básica.
Esta mejora en el CV ayuda al seleccionador a conocer tus intereses concretos y que, seguramente, definan tu camino profesional. Nadie nació sabiendo.
Si hiciste algún curso de idiomas o rendiste algún examen con certificación, no te olvides de sumarlo. Lo mismo que capacitaciones, prácticas, pasantías, voluntariados, charlas y becas. Siempre agregá de qué institución se trata y año.
Puntualizá otras tareas que hayas desempeñado y que sientas que aporten a la selección. Optá por un CV funcional, no cronológico.
Omití en tu CV lo que ya no es relevante
Los tiempos cambian. Hay muchos datos personales que dejaron de ser interesantes a la hora de presentar un currículum vitae.
Hablamos de edad, domicilio (alcanza con ciudad o provincia), estado civil u otras cuestiones que puedan dar lugar a sesgos de los seleccionadores de personal. Cuidado: poner en el CV que manejás el paquete de Office ya es redundante en estos tiempos.
Sí, en cambio, priorizá tu nombre real y completo, teléfono y correo electrónico. Especificá siempre si trabajás remoto y/o presencial. Lo mismo que tu disponibilidad horaria. A veces, las redes sociales y los catálogos propios suman valor, más si se trata de LinkedIn o Behance. Agrupá tus producciones con Linktree. Colocá eso en un QR para darle atractivo e interactividad al CV.
No te extiendas más allá de una carilla. Rara vez es necesario llenar información en dos páginas. Hay páginas como Canva con plantillas creativas y sencillas para presentar el CV.
Y no olvides la mayor máxima: sé claro, sincero y confiá en vos mismo.