En el contexto de una pandemia y una gran crisis económica que agudizó la situación de muchas personas y familias, hay gestos que tienen un valor incalculable, que trascienden lo material. Sabido es que no son la solución de fondo, pero ante la falta de ella, la empatía, la solidaridad y la unión se vuelven indispensables.
Así lo entendieron Elizabeth Di Marco y su familia, compuesta por cuatro hijos. Elizabeth tiene 43 años y desde hace 10 “se gana la vida” como peluquera y maquilladora. “Como sostén único de familia, este es mi sustento, mi trabajo”, contó la mujer a Los Andes.
La decisión de dedicarse y formarse en peluquería y maquillaje surgió tras dejar de trabajar en un casino de una firma privada. “Decidí dedicarme a esto porque no quería dejar más solos a mis hijos”, explicó la estilista, quien desde el año pasado por causa de la pandemia tuvo que montar su peluquería en el garaje de su casa en la localidad de La Colonia, Junín. Además da clases online de maquillaje.
Un pedido que cambió su vida
Su trabajo diario es lo que le permite sostener a su familia conformada por sus hijos: tres adolescentes y su hijo menor, de 2 años. Sin embargo, unos días atrás vivió una situación a partir de la cual entendió que con su labor también podía ayudar a otros. No porque le sobre nada, sino porque redobló el esfuerzo.
“Hace unos días, cerca de las ocho y media de la mañana, pasó por mi casa una chica con un bebé en un coche y dos niños muy chiquitos caminando. Hacía mucho frío entonces le pregunté qué hacía tan temprano en la calle, que se podían enfermar y ella me respondió que necesitaba trabajar”, contó la peluquera.
Y siguió: ”Le dije que no tenía forma de darle trabajo, lamentablemente, y ella me preguntó si podía barrer la vereda a cambio de mercadería o ropa de abrigo. Me dijo: ‘Yo no quiero que me des plata’ y me contó que necesitaba ropa porque había tenido que vender hasta una manta de piel para poder darle de comer a los chicos”. Lamentablemente, este tipo de escenas se repite con mayor frecuencia cada vez en toda la provincia.
El hijo mayor de Elizabeth le ofreció a su mamá que le dieran el acolchado porque él tenía además otra manta grande. “Lo sacó de su cama, lo perfumó y se lo dio. La chica se fue muy agradecida”, continuó contando la estilista.
Sin embargo, según dijo, Elizabeth se quedó mal porque ni siquiera pudo darle un poco de leche para el bebé a esa mujer. “Cuándo se fue, nos miramos con mi hijo y le vi los ojos llenos de lágrimas. Me dijo: ‘Mami, tenemos que hacer algo’. Y ahí se me ocurrió y le dije: ‘¿Y si corto el pelo a cambio de mercadería, ropa o lo que quiera donar la gente?’ Él me apoyó sin dudarlo”, relató. Así empezó a mandar mensajes por grupos de WhatsApp anunciando su iniciativa solidaria.
La respuesta que tuvo sorprendió a la mujer. Fueron muchas las personas que le escribieron pidiendo por esa ayuda. “Nos escribieron personas que no pertenecen a ningún merendero, ni nada por el estilo, sino gente particular que necesita, como gente que vino por la cosecha y quedó varada y están en situación de calle”, contó.
Elizabeth tiene su local en calle Bolivia 190, de La Colonia, y su teléfono es: (261) 156432663.
La ayuda y el compromiso de los vecinos y sus clientes para sumarse a la iniciativa de Elizabeth han sido fundamentales. “La situación es difícil para todos y sabemos que lo que están donando lo dan con mucho sacrificio, no es lo que sobra. Estamos todos sobreviviendo”, analizó.