Durante la última semana se notificaron en Mendoza 1.075 nuevos casos positivos de Covid-19 sobre 14.837 test realizados. Esto implica que la tasa de positividad promedio de los últimos siete días es de 7,31%, por lo que se trata de la más baja en lo que va de 2021. Así coincidieron en sus informes semanales el sector público, a través del Ministerio de Salud provincial, y el privado, mediante la Asociación de Clínicas y Sanatorios (Aclisa).
“Es una buena noticia porque es uno de los indicadores que hablan de control tipo epidémico”, reconoció a Los Andes Andrea Falaschi, directora de Epidemiología y Gestión Integral de la Calidad en Salud de la provincia. Confirmó, además, que desde mayo “hubo un descenso sostenido de casos, con la tasa de incidencia que también ha disminuido”.
El dato es aún más alentador si se tiene en cuenta que la tasa de positividad es uno de los tres indicadores más importantes en los que se fija la Dirección General de Epidemiología para evaluar la gravedad de la pandemia. El segundo de ellos, explicó Falaschi, es justamente la incidencia, que refiere a los nuevos casos cada 14 días por cada 100.000 habitantes y que “también viene decreciendo en forma sostenida”, ya que “siempre se ha mantenido por debajo de 0,8, en desaceleración”, detalló.
El tercero de los indicadores más relevantes es la ocupación de camas de terapia intensiva, que muestra la gravedad de los casos, y que también bajó sus porcentajes: actualmente es del 49,27% en la provincia, según los datos del informe oficial. De esta manera, los tres índices fueron positivos y hablan por sí solos de la situación de pausa epidemiológica.
Una situación ideal
Para Falaschi, “estaríamos hablando una situación ideal” cuando el índice de positividad esté por debajo del 5%, por lo que considera que “es muy bueno que esté en 7%” porque “viene bajando”. En el mismo sentido, la Organización Mundial de Salud indica que una proporción aceptable de positividad, para que no haya riesgos, es de 10% o menos.
Por otro lado, el indicador toma relevancia si lo comparamos con lo que se registraba durante el verano, cuando los casos descendieron en el marco de la pausa epidemiológica, entre la primera y la segunda ola. En ese momento, la semana del 22 al 28 de enero, la positividad fue de 13,22%, casi el doble que ahora.
Aquel contexto sirve como medida respecto de la situación actual, ya que también estamos transitando, como en aquella fecha, una pausa epidemiológica. Es decir que estamos en la transición entre una ola y otra, ya que especialistas en el tema anticipan una casi segura tercera ola para dentro de 4 a 6 semanas, tal cual ha sucedido en otros países.
“Por eso es que era tan importante que Argentina acelerara y tratara de completar los esquemas de vacunación, para tener la mayor población vacunada con dos dosis, porque así disminuye drásticamente la posibilidad de un cuadro grave”, analizó la funcionaria provincial, ante la posibilidad de la llegada de la variante Delta. Adelantó cuál es una de las claves para que no sea tan peligrosa como en otros países: “El porcentaje de vacunados puede hacer que la tercera ola sea menos grave. La variante Delta tiene una contagiosidad bastante elevada: una persona puede contagiar entre 6 a 8 personas, ése es el número rojo, porque tiene un poder de transmisión alta”.
Si bien reconoce “estar contenta” con el porcentaje de personas que se están vacunando, ya que “eso es importante para prevenir el impacto de la tercera ola”, la médica advierte que la vacunación no es, ni debe ser, la única manera de disminuir la peligrosidad de una nueva ola. El distanciamiento social, el uso de barbijo y la higienización de manos continúan siendo claves a la hora de combatir el virus.
“Hay que seguir con las medidas de cuidado, aunque veamos que estamos en baja y que la situación epidemiológica es buena, no hay que relajarse”, insistió. Es que si bien la vacunación evita muertes y cuadros graves, “este virus tiene la capacidad de mutar y aparecen variantes nuevas que a veces escapan a las vacunas. Entonces, personas que tienen la vacuna aún se pueden contagiar”, explicó.
La incógnita de la tercera ola
Mientras que en los países del hemisferio norte la variante Delta ha tenido un crecimiento “drástico y explosivo”, Falaschi confesó que hacia el sur del continente ha sido diferente: “No sabemos por qué en América Latina ese crecimiento tan exponencial no se ha dado”. En cuanto a la situación de Mendoza, respondió: “Todo va a depender de cómo llegue a la provincia. Hasta ahora se está conteniendo y se están haciendo los máximos esfuerzos”.
En ese aspecto, la notificación de casos diarios ha bajado cerca de 30% las últimas dos semanas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que se trata de una época en la que coinciden otros cuadros y algunos síntomas asociados al Covid-19 también pueden vincularse a ellos. Hay enfermedades respiratorias del invierno, que aún no se va, y alergias que llegan con la cercanía de la primavera. Esto empuja a realizar testeos para descartar el virus Sars CoV-2 y muchos dan negativo, lo que resulta en una disminución del porcentaje de positividad.
“Estamos viendo algunos virus respiratorios que están co-circulando, como el virus sincicial (resfrío viral muy común en bebés), entonces se están testeando un porcentaje alto de casos que no son Covid-19”, coincidió Falaschi.
Así las cosas, en el momento de más baja positividad en lo que va del año, desde que se detectó el primer contagio en Mendoza se han registrado 163.339 casos y 4.403 muertes.
