Mimado por todo el equipo médico, Gael Tobio, el niño que desde que nació jamás ha salido de una habitación del Hospital “Dr. Humberto Notti”, ha recibido numerosas muestras de solidaridad desde que su historia salió a la luz, el pasado 9 de agosto.
Asomó al mundo el 27 de julio de 2018 en el hospital Luis Lagomaggiore, con una patología denominada gastroquisis, un defecto en la pared abdominal que derivó en síndrome de intestino ultra-corto, por lo que debe ser alimentado por vía parenteral y recibir leche mediante sonda nasogástrica.
Esta situación lo mantiene lejos de una vida normal que, por ahora, parece lejana.
“Gael no extraña el mundo exterior porque, simplemente, no conoce otro que no sea dentro del sanatorio”, repasa su mamá, Romina Véliz, mientras confiesa su deseo de que algún día la infancia de su hijo se asemeje a la de cualquier niño de su edad.
Agradecida al hospital por la calidad humana y profesional que el personal demuestra desde el día en que Gael llegó al mundo, también valoró la muchísima ayuda que recibió cuando su historia trascendió hace justo un mes. Es que el matrimonio viene del sur provincial, más precisamente de General Alvear.
Acaso lo más importante, dijo, es que Alexis, su marido, consiguió empleo en blanco en una empresa constructora. Es él quien la releva por las noches, mientras ella descansa en Casa De Ronald McDonald, institución situada a metros del hospital de Guaymallén donde se reciben familias con este tipo problemáticas.
Lo cierto es que cuando todo hacía suponer que los Tobio-Véliz podrían alquilar una vivienda cerca del Notti y mostrarle a Gael una vida real –no pueden alejarse demasiado por la alimentación, que solo puede suministrarla un profesional—una infección en el catéter complicó las cosas.
El Notti, al frente
Así, fueron derivados a una terapia abierta para controles más exhaustivos y eso representó todo un cambio: ya no puede disponer de todos sus juguetes y el lugar le pareció nuevo, extraño. Esa noche no pegó un ojo, dijo Romina.
“Le digo a la gente, gracias. También al hospital. Uno se acostumbra a esta vida, pero no hay que perder de vista las muestras de ayuda y buena voluntad que recibimos”, reitera la joven madre, mientras no deja de fotografiar a su hijo haciendo piruetas.
“Sobrelleva esta situación con asombrosa grandeza y siempre está contento, pero me derrumba cuando lo observo contemplar la vida desde le ventana. Me pregunto cómo reaccionará cuando por fin pueda salir y ver gente, pájaros, colectivos. Hoy los observa como si fueran de otro planeta”, reflexionó en la charla del mes pasado.
Gael celebró en julio su cumpleaños número dos y la habitación se llenó de colores, globos y regalos. Los primeros en saludarlo fueron sus padrinos: una pareja de enfermeros que, a esta altura, son parte de su familia.
En realidad, el Hospital Notti cumple una invalorable labor con Gael -y con otros niños en situaciones similares- a quien se lo asiste no sólo desde el punto de vista clínico, sino humano.
El servicio social está atento a sus necesidades, entre ellas la de gestionar una vivienda para que la familia que vino desde General Alvear se aloje cuando por fin reciban el alta.