El de David Fernández es un nombre que quedará para siempre en la historia del fútbol mendocino, en general, y en la de los hinchas del Tomba, en particular. Y es que en la temporada 2008, cuando Godoy Cruz aún militaba en la Segunda División, Fernández y sus llamativos botines rojos fueron claves para, con 3 goles en dos partidos, eliminar a Independiente Rivadavia en el clásico entre mendocinos y encaminar al Expreso al ascenso a Primera División.
A 15 años de ese suceso histórico, el nombre de David Fernández vuelve a estar en los medios. Pero, esta vez, con un motivo para nada alegre y festivo. Y es que el “Fideo”, como lo apodaban en sus épocas de jugador, es uno de los tantos damnificados por los incendios en el piedemonte lujanino y que afectaron cerca de 500 hectáreas en ese departamento durante el fin de semana y la madrugada del lunes.
El complejo de cabañas, ubicado en la zona de la Colonia Suiza y propiedad del ex futbolista, sufrió pérdidas totales en 3 de las 5 viviendas, con decks y piletas incluidos. De hecho, el casero del lugar, sus dos perros y una familia de turistas chilenos alcanzaron a abandonar el lugar antes de que las llamas consumieran la cabaña, lo que evitó una verdadera tragedia.
A SALVO, DE MILAGRO
La Colonia Suiza, ya en la zona de Cacheuta (Luján de Cuyo), fue una de las más afectadas por los incendios. Decenas de propiedades se incendiaron y muchos de los afectados y que vivían en el lugar debieron autoevacuarse, siendo la mayoría de ellos trasladados al polideportivo de Luján de Cuyo.
En el caso de las cabañas de Fernández, el predio se encuentra frente al Río Mendoza, a la vera de una gran cañada. Y fue allí donde se inició uno de los focos de incendio en esta zona del piedemonte lujanino.
Según relataron los vecinos del lugar a Los Andes, el incendio que afectó a esta zona y al complejo de cabañas del ex futbolista, fue un foco propio, que no venía de otro lado. En la medida en que se fueron propagando las llamas, las primeras llegaron a una de las cabañas. Y allí, como si fuera un efecto dominó, fue pasando de casa en casa.
De las 5 cabañas completamente equipadas, 3 fueron consumidas en su totalidad por el fuego. La característica distintiva de este incendio fue que no se trató de uno lineal, sino que las propias brasas fueron “saltando” y alcanzando a las otras cabañas contiguas. Así fue, por ejemplo, como una de las brasas llegó hasta la línea del deck y las piletas, y las consumió por completo.
Eduardo, el casero del lugar, y sus dos perros estaban en el lugar cuando se inició el incendio. De hecho, una familia de visitantes de Chile había dejado 2 horas antes una de las cabañas del lugar, precisamente la primera que fue consumida por el incendio.
Ante la caótica situación, Eduardo se autoevacuó en un vehículo, junto a los dos perros que lo acompañan permanentemente. Sin perder el tiempo, manoteó algo de ropa y decidió salir con destino al costado de la ruta para ponerse al resguardo.
Minutos después, cuando la situación dio una minitregua, Eduardo regresó al complejo y, tras juntar algo de agua, la arrojó encima del depósito donde estaban las garrafas en el lugar. Ello fue suficiente para mantener las llamas alejadas de esa zona de peligro inminente. Minutos después llegaron los bomberos y se encargaron de extinguir las llamas en el complejo.
Si bien Eduardo y sus perros resultaron ilesos, el hombre perdió su moto durante el incendio.