El rediseño de los diarios “sábana” es, desde hace años, un fenómeno mundial. Los estudios realizados indican que los lectores prefieren y perciben como más “amigables” a los periódicos más compactos y de lectura ágil, algo que ha sido posible comprobar en casi todas las grandes publicaciones de países como Estados Unidos, España, Reino Unido, Canadá, Brasil, Chile y el nuestro, entre otros.
Tradicionalmente, el periódico “sábana” estuvo asociado a los líderes de opinión y a los intelectuales, mientras que el tabloide -aproximadamente la mitad del tamaño estándar- era más común para los contenidos populares. Pero esto ha cambiado, y en la actualidad muchos diarios prestigiosos han adoptado este formato porque a los lectores les parece más cómodo. Esto ha dado como resultado un producto de aspecto más joven y moderno, que permite una recorrida visual veloz por todas las secciones y temas, y que además puede leerse con facilidad en el sillón del living, en un café, el colectivo o el avión.
En paralelo a esta reducción de tamaño, las tendencias actuales buscan innovar en los contenidos, manteniendo la calidad y el número de notas por edición y aprovechando mejor los espacios en blanco. Estos cambios se compensan, además, con mayor cantidad páginas y suplementos, según lo amerite la publicidad y la información diarias. Como resultado, el lector recibe un producto más concentrado, con la misma calidad a la que estaba habituado y en un formato más práctico, acorde a los tiempos que vivimos, en sintonía con la búsqueda de los medios por responder a los hábitos, necesidades y demandas de sus lectores en cada época.
Esta transformación reafirma también el valor del diario impreso en estas épocas, como lo demuestran el interés y el atractivo que sigue teniendo para lectores y anunciantes.
Sábana vs. tabloide en la historia
El formato de hoja grande o “sábana” se caracteriza por páginas verticales largas. Surgió en el siglo XVIII, cuando empezaron a imprimirse periódicos más grandes, pero con menos hojas, ya que el gobierno británico cobraba impuestos según la cantidad de páginas.
Más corto y angosto, el formato “tabloide” toma su nombre de una empresa farmacéutica que fabricaba un medicamento en forma de pastilla conocido como “Tabloid” en la década de 1880. El término comenzó a aplicarse para mencionar objetos que, después de ser transformados o simplificados, eran mucho más cómodos de transportar y usar (en este caso, de leer).