“Pasaron más de dos días y todavía sigo repitiendo en mi mente todo el trayecto que hizo el micro, desde que reventó esa cubierta hasta que volcó”, comienza su relato Daiana Iannello. La joven era una de la pasajeras que vivió en carne propia el accidente del colectivo que transportaba a los hinchas de Boca rumbo a la capital mendocina. Minutos antes del fatal desenlace había estado compartiendo risas y mates con su amiga Paola, la chica de 32 años que falleció tras el vuelco.
Daiana cuenta en Twitter que todo ocurrió en cuestión de segundos: “Fue todo tan rápido pero realmente parecía que pasaba en cámara lenta”.
Así, de un momento a otro, la vida de Paola terminó. “Era una persona hermosa en todos los sentidos. Cada vez que estábamos juntas la pasábamos de 12 (haciendo referencia al número de la hinchada de Boca), era vernos y empezar a reírnos como 2 loquitas, no había forma de que no estemos felices juntas. Persona divina que conocí gracias a Boca”, dice Daiana al recordar a su amiga.
El instante del vuelco y la desesperación que vivió es un constante en la mente de la joven sobreviviente. “No paro de repetir el momento del accidente, pero tampoco dejo de pensar lo que pasaba 5 minutos atrás: llegamos a Mendoza, bajamos del micro para que hagan la requisa que no tardo más de 10 minutos y volvimos a subir para retomar con nuestro viaje. Todavía faltaba para que lleguemos al destino, así que seguimos viajando. Mientras tanto desayunamos, Mauri desayunaba fernet, Pao un mate y compartíamos galletitas. ´Cada uno desayuna como quiere´ dijo ella por el fernet”, comenta Iannello.
Quedaba todavía un poco de tiempo para llegar a destino por lo que ambas amigas decidieron recostarse sobre sus butacas para descansar. El día sería agitado y emotivo. En pocas horas verían al club de sus amores. “Pao se quedó dormida, al ratito la despertamos y repartimos las entradas porque ya faltaban solo 40km para llegar, estábamos re contentos. Era mi primer viaje yendo a ver a Boca así que la felicidad era infinita. Sacamos foto de las entradas (entre risas) y ahí se fue todo a la mierda... empezaron los gritos”.
Aquí comienza la crónica en primera persona del accidente. A través de sus palabras, Daiana logra transmitir lo que sintió en uno de los momentos más aterradores y dolorosos de su vida. “El micro empezó a moverse para todos lados. ´Agárrense fuerte´ escuchaba. Solo recuerdo que puse los pies en el plástico de adelante e hice fuerza para no caer contra el parabrisas. Tenía miedo”.
“En ese momento ya sabíamos que el micro iba a volcar, solo quedaba esperar a que eso pasara. Era esperar lo inevitable. Cae el micro y en uno de los impactos caigo sentada y ya no recuerdos nada más hasta que estuve tirada en el medio de la ruta, llena de sangre, tierra, vidrios. No podía moverme del dolor, pero la buscaba a Pao y la vi, vi sus piernas”, continúa su relato.
La joven sintió miedo, “no podía hacer nada”, asevera. Las ambulancias llegaron hasta el lugar del fatídico vuelco. Los paramédicos la vieron en el suelo y a raíz de sus heridas la trasladaron al hospital más cercano. “Con todo el dolor del mundo (físico y emocional) me hicieron estudios. No escuchaba nada de lo que decían los doctores, solo temblaba y repetía ese momento una y otra vez”, manifiesta Daiana.
Tras finalizar los estudios médicos, la joven fue alojada en una sala de trauma. La televisión estaba prendida y todos los medios que cubrían el accidente decían “falleció una mujer”. “Yo sabía que era ella, solo éramos dos chicas en el micro y yo estaba viva, pero rogaba que se hayan equivocado, que no sea como estaban diciendo. Los doctores me hablaban y yo solo pedía que me dijeran cómo estaba ella. Mis amigos”, comenta.
La espera se hacía interminable, pasaron las horas hasta que recibió la lamentable noticia. “Tuve la confirmación de que la persona que había fallecido era mi amiga. Se me partió el alma en mil pedazos”, dice Daiana.
En total hubo 20 heridos producto del accidente. La gran mayoría presenta heridas leves, otros de gravedad, pero todos se encuentran fuera de peligro.
Daiana, por su parte, terminó con dos fracturas, una en la cadera y otra en el final de la columna, según le dijeron los doctores. “No puedo moverme porque termino llorando del dolor. Dependo las 24 hs de otras personas y es super frustrante. Es horrible. Y no puedo. No pudo dejar de repetir todo esto una y otra vez. Faltaba tan poco para llegar. Estoy en Mendoza, lejos de mi familia y amigos y no hay palabras que puedan calmar un poco lo que siento”, señala la joven.
“Solo agradezco a todas las personas que han mandado mensajes de aliento y a Mauri, que teniendo el alta el mismo día del accidente se quedó conmigo y no me dejó sola”, finaliza Daiana.
