Las decisiones de los diferentes líderes gubernamentales del mundo fueron delineando las formas de lidiar con la pandemia de Covid-19. Desde un principio, Suecia se diferenció del resto ya que no decretó el aislamiento obligatorio y apostó a hacerle frente al virus mediante concientización y un robusto sistema de salud.
Laura Prados, médica mendocina especializada en cardiología, visitó por primera vez ese país en 2004 por una beca de intercambios tras haberse recibido en la Universidad Nacional de Cuyo. En ese periodo conoció a su marido y retornó para instalarse de forma definitiva en 2006. Actualmente vive en Umeå, una ciudad ubicada a más de 500 kilómetros de Estocolmo. Desde allí detalló cada una de las medidas que se tomaron y brindó sus impresiones.
“En Suecia no hubo cuarentena obligatoria ni tampoco se usó barbijo. El gobierno salió con recomendaciones”, explicó. Entre estas, enumeró que se promovió el trabajo desde casa en lo posible, evitar el uso de los colectivos y se hizo hincapié en el lavado de manos y el distanciamiento social. “Los restaurantes y bares han estado abiertos pero las mesas están espaciadas; han marcado dónde la gente se tiene que parar en las colas, entre otros”, precisó la mendocina.
A diferencia de Argentina, las escuelas primarias y jardines maternales suecos siempre estuvieron abiertos y hace dos semanas se sumó la apertura de la secundaria y universidades. Los cines sí permanecieron cerrados por un periodo, pero ya fueron habilitados y en cuanto a las reuniones sociales, todavía no se permiten aquellas con más de 50 personas.
“Las medidas creo que han sido algo efectivas ya que hemos evitado colapsar el sistema de salud y era eso lo que se esperaba”, explicó la médica. De todas formas, remarcó que no se logró evitar que el virus se extendiera a los asilos y afectara a las personas de riesgo que viven en instituciones. “Lamentablemente han muerto muchos ancianos y gente con patologías previas. Lastimosamente en este momento se encuentra Suecia en una posición alta (número 11) en la lista mundial de mortalidad con 57,7 muertos por 100.000 habitantes”, detalló.
En cuanto a la reacción de la población, Laura aseguró que la mayoría acató las recomendaciones desde el comienzo de la pandemia. “En nuestras vidas hay una nueva normalidad que hay que seguir aplicando hasta que todos sean inmunes”, contó a la vez que destacó que el barbijo no es obligatorio pero que se recomienda cuando no se puede cumplir con el distanciamiento de 2 metros.
La mendocina reconoció que en un principio pensó que las medidas aplicadas no iban a ser efectivas. “Pero con el pasar del tiempo creo que han hecho lo mejor que pudieron. Han logrado tratar de mantener la economía del país (aunque la tasa de desempleo subió y es de casi del 9%), proteger a los niños manteniendo las escuelas abiertas y han evitado el colapso del sistema de salud”, consideró.
Nueva vida cotidiana
Laura trabaja como cardióloga en el Hospital Universitario del Norte en Umeå donde su rutina se ha visto modificada por la pandemia. Ella se subespecializó en hipertensión arterial pulmonar y cateterismo cardíaco. “Hemos tenido mayormente visitas telefónicas en vez de consultorio y en mi caso más guardias de noche, pero siempre seguí trabajando en cardiología”, resaltó. Además contó que las operaciones programadas pararon pero que ahora se están retomando.
“En este momento en la región donde yo trabajo, de 270.100 habitantes, no hay internados por Covid-19. Tenemos un poco menos de 900 personas que han tenido o tienen la enfermedad y 31 personas que han fallecido por esta causa”, informó la mendocina.
Comparado con el resto de Suecia, la región Västerbotten (donde se encuentra Umeå) es la única que ha tenido menos muertes durante la pandemia comparado con el mismo periodo de otros años y se cree que es porque se han evitado otras infecciones por el acatamiento de las recomendaciones.
La preocupación por su país
Desde el país nórdico la médica mendocina mira con preocupación a su país natal y donde vive gran parte de su familia y amigos. “En este momento veo una cantidad muy grande de infectados y la curva tarda bastante en aplanarse después de que se llega al máximo. Ojalá que la gente entre en conciencia y se frenen los contagios”, deseó Prados.
A ella también le apena la pobreza derivada del proceso de cuarentena.
“Otra cosa lamentable es ver las colas fuera de los hospitales. Habría que tener otro sistema para hisopar a pacientes que no necesitan ser internados, con síntomas leves o los que necesitan un certificado. Que la gente tenga que salir a hacer colas significa que el sistema no funciona”, subrayó. A su vez, aseveró que la diferencia es abismal con el sistema de salud de Suecia. “Acá tenés un sistema público para todos y en Argentina hay actores privados por todos lados y la medicina se ha transformado en un comercio”, se lamentó.
Sobre el futuro de la pandemia en nuestro país, Laura remarcó que todo depende de cómo la gente respete las recomendaciones. “Creo que la educación es el pilar de todo y, lamentablemente, se ha degradado mucho estos últimos años en el país. Hay que seguir educando a la población. Todos pueden poner su granito de arena y juntos saldremos de esto más rápido”, cerró.