Paz Egea tiene 18 años y tantas motivaciones que sorprenden: es integrante del cuerpo activo de bomberos voluntarios de Luján de Cuyo, flamante Reina distrital de Potrerillos y, si todo sale como lo proyecta, futura estudiante de la carrera de Medicina.
“Sí, estoy haciendo muchas cosas y todas me gustan”, comenta en diálogo con Los Andes esta bonita chica nacida el 12 de febrero de 2005 en Junín, criada en una finca y luego radicada en Potrerillos.
Lo cierto es que, desde hace casi un año, desarrolla una actividad de servicio y vocación pura como la de bombero voluntaria. Ingresó a la academia de la mano de su papá, Pablo Egea, quien también pertenece al cuartel y, según confiesa, se “enamoró perdidamente” de esta labor.
En un “recreo” en medio de su intensa jornada de estudio, ya que en pocas horas rendirá el pre para ingresar a Medicina en la Universidad Nacional de Cuyo, Paz dice que ama la adrenalina que le produce ser servidora pública. “Hice el curso con mi papá a mediados de 2021 y llevo casi un año saliendo en las emergencias de mis turnos. El miedo es parte de este trabajo y creo que es bueno sentirlo porque, si así no fuera, podríamos correr peligro de muerte a cada rato. Siento miedo y es normal”, reflexiona.
Y aclara: “Más que miedo suelo sentir una gran responsabilidad y respeto por la vida. Nunca ingresaría a una vivienda que se esté por derrumbar ni me metería inconscientemente al fuego. Hay cuestiones básicas que uno debe saber y respetar”.
Según dice Paz, el ser bombera es abarcativo y no sólo tiene que ver con el fuego. “Es estar alerta frente una emergencia que va más allá de un incendio, puede ser un accidente, un rescate o, simplemente, un gato arriba de un árbol”, enumera.
Hija de Pablo y Paola, que son ceramistas, Paz tiene tres hermanos: Sacha, que es el mayor, y las pequeñas Uma y Agua. “A Agua intenté convencerla de que hiciera el curso de bombero algún día, aunque todavía es chica. Pero dijo que era muy peligroso. En realidad, creo que ninguno de mis hermanos seguirá mis pasos”, admite la soberana distrital que se ilusiona con representar a su departamento en el Acto Central.
El pasado 20 de noviembre fue nombrada Reina de Potrerillos. Una amiga la convenció para anotarse y si bien ella al principio se negaba, finalmente aceptó la propuesta y le pasó todos sus datos a la delegación municipal.
“Digamos que inicié el camino. No hubo otras chicas, por eso fue una coronación directa. Estoy contenta y voy a seguir el proceso que deben cumplir siempre todas las chicas. Tengo entendido que en febrero son las elecciones departamentales y el 2 de marzo la elección final”, señala.
Paz también cuenta que, si bien sus padres se dedican a la alfarería, tienen un “costado vendimial” ya que su abuelo es enólogo. Además, recuerda, de chiquita creció entre racimos de uva en una finca de su Junín natal, concretamente en Las Vegas.
“Los viñedos, la cosecha, la Vendimia son cosas que he vivido de chica como algo cotidiano y natural. Hoy ya no vivo en Junín pero llevo la Vendimia en la sangre”, aclara.
El futuro y la Medicina
Tras finalizar el secundario en la escuela Valles de Potrerillos, Paz se decidió por inscribirse en Medicina y para eso debió estudiar muy duro durante todo este 2023 de cara a un examen riguroso que rendirá este sábado.
“Tiempo atrás había un cupo de estudiantes que ingresaban, pero ahora ya no. Aunque aumentó la dificultad del examen y eso me tiene bastante nerviosa. Si me va bien, ingresaré a Medicina y, si no, lo intentaré nuevamente en 2024″, anticipa la joven, que se define como “solterita y sin apuro”. En realidad, aclara, como está “ocupadísima”, el tiempo se le pasa volando.
Pasó un tiempo en la vida de Paz hasta darse cuenta de que la Medicina sería lo suyo. En realidad, según cuenta, apuntaba a una carrera relacionada con un servicio para la gente. “Siempre me gustó servir, pero no sabía qué carrera elegir. Pensaba y pensaba y opté por Medicina conociendo los desafíos que tiene, porque no es fácil pasar el proceso del pre. Lo estoy intentando, estudiando sola o con una compañera. Veremos qué pasa, estoy nerviosa”, se sincera.
“Todas las emergencias tienen algo especial”
Para Paz, haberse involucrado en el cuartel de bomberos voluntarios fue una decisión para toda la vida. Durante un tiempo volcó sus esfuerzos en el entrenamiento y los conocimientos. Sin embargo, luego llegó lo que más ama hacer: salir frente a una emergencia con su equipo de servidora, su casco y su valentía.
La unidad de Luján de Cuyo cuenta con seis guardias rotativas, que en total suman unos 100 integrantes. El trabajo es cotidiano y muy intenso, especialmente en esta época del año signada por incendios y consecuencias del Zonda.
En el entrenamiento para pasar de aspirante a miembro del cuerpo activo, Paz afirma que la cautivaron los primeros auxilios, la atención de las personas heridas y las intervenciones en accidentes. “Tal vez esto demuestra mi vocación por la Medicina. Son experiencias fuertes pero estoy dispuesta a continuarlo, creo que cada emergencia suma experiencia en mi vida y en mi carrera. Es, en cierta manera una forma de vida”, reflexiona.
Con humildad y su clásica sonrisa, Paz reconoce que carece de experiencia y que muchas veces siente que es increíble trabajar codo a codo con personas que llevan gran parte de su vida en un cuartel. “Creo que haber integrado el cuartel es la mejor decisión que pude haber tomado y se lo agradezco a mi papá, que un día me pidió que lo acompañara”, relata.
Y concluye: “Nunca me imaginé que iba a estar sintiendo la adrenalina de una sirena, del llamado hacia una emergencia, vistiendo el equipo reglamentario. Estar alerta me encanta, siento que me enamoré de esta actividad y que llegó a mi vida para quedarse”.