Por estos días, los turistas que eligieron Mendoza durante el fin de semana largo distrutan de los distintos atractivos que ofrece la provincia. La montaña es el destino para miles de vistantes y Uspallata se ha transformado en el centro de las actividades y punto de partida para conocer otros sitios cercanos.
La ocupación hotelera y de cabañas en el Valle superaba el 90 por ciento ayer, de acuerdo a lo estimado por la Cámara de Turismo local y esa cifra puede variar durante las próximas horas. El viernes, desde el Informardor Turístico del municipio, ubicado en el cruce de la ruta nacional 7 y provincial 52, explicaban que las plazas estaban prácticamente colmadas, había poca oferta y que los precios de una cabaña para dos personas rondaba entre los 25.000 y 30.000 pesos por día. El periodista de Uspallata, Miguel Pelaytay, director de la FM Del Valle, informó que el promedio de ocupación hasta el sábado es de 95% y se mantienen reservas hasta el lunes. Y Aldo Tillar, gerente del Gran Hotel Uspallata, ícono del lugar, confirmó que las instalaciones están al 95%.
La gran cantidad de personas que se congregó este fin de semana largo mostraba bares y restaurantes repletos de clientes, entre visitantes que pasan unos días en el Valle, los que están de paso, los grupos de motociclistas que recorren las rutas y los que llegan por los senderos de tierra y piedra. A eso se suman los turistas de Chile, que se encuentran con el primer sitio con una infraestructura más acorde a sus necesidades, desde que cruzaron el paso fronterizo, a 100 km. Y los habituales transportistas de corredor internacional.
Punto estratégico
Ayer (por el jueves), había poca gente, pero hoy explotó”, aseguró el viernes una empleada dedicada al rubro gastronómico que trabaja en un local de la intersección de las rutas 7 y las provinciales 52 (a Villavicencio) y 13 (calle Las Heras).
Por estas horas, la demanda de combustible es alta porque la gente que está aquí pretende viajar entre 20 y 80 kilómetros para conocer algunos de los sitios más famosos, como el cerro Tunduqueral y sus petroglifos, las bóvedas, la Cruz de Paramillo, las antiguas minas; ir hacia San Juan, hasta Calingasta, sin dejar de pasar Tambillos (Camino del Inca) y San Alberto. O dirigirse a la alta montaña, para conocer el pueblo ferroviario de Polvaredas, la mística Punta de Vacas, el complejo Los Penitentes, Puente del Inca, la Villa de Las Cuevas o el monumento del Cristo Redentor, a 4.200 msnm. O los vestigios del imperio Inca, la etapa colonial o de la Gesta Libertadora.
La oferta de nafta y gas oil es escasa. Hay dos estaciones que están funcionando actualmente, la EG3 del ingreso a la villa desde Mendoza y la de la playa y unidad de servicios para el transporte internacional, a la salida. La más conocida, ruta 7 y 52 no expende combustible y esperan hacerlo en los próximos días. Peleaytay explica que cambió de dueño la estación, se le hicieron arreglos y reparaciones y están a la espera de la habilitación. Además de estas dos estaciones, la más cercana está a 50 km, en Potrerillos.
De alguna manera, este es un factor que ilustra la precariedad de servicios ante una alta demanda en la montaña. La distancia y la geografía es una barrera a la expansión y al desarrollo. Y aquí en el Corredor hay muestras de un vaivén de infraestructura a lo largo de los años. Desde fines del siglo XIX y hasta hace 40 años, el tren Trasandino era el motor del desarrollo de la alta montaña, a mediados del siglo XX se inauguraba la villa de Las Cuevas que contaba hasta con una estación de servicio del ACA. El hotel de Puente del Inca de aguas termales, destruido por un alud hace casi 60 años son algunos ejemplos de una época de esplendor de este sector. Mientras tanto, siguen en proyecto la rehabilitación del complejo invernal Penitentes y la hostería de Puente del Inca, que están completamente abandonadas desde hace unos años.
Atractivos turísticos
La falta de infraestructura no quita que cientos, miles de turistas visiten estos lugares. El viernes, cerca de un millar de personas se encontraban en Puente del Inca y la atención estaba centrada en esa milenaria formación de vistosos colores. Voces de turistas argentinos, chilenos, brasileños, italianos, alemanes y estadounidenses se mezclaban entre el paisaje andino y los puestos de artesanías.
De Jesús María, Córdoba, Cristian López y su esposa Claudia Gutiérrez, mendocina, aprovecharon el feriado largo para viajar por la montaña mendocina. Hicieron base en Uspallata. Destacan las bellezas y riquezas naturales, pero advierten que falta desarrollo turístico. “Notamos que a Mendoza le falta mucha experiencia en esta industria, en Córdoba está muy desarrollado el turismo, la gente está acostumbrada y hay oferta para todos los bolsillos”, comenta Cristian. Y agrega: “sin ir más lejos, en Encón, los sanjuaninos nos recibieron con café y artículos regionales y en Mendoza como que pasamos desapercibidos. Hemos vivido en Mendoza y en otras provincias al mendocino le dicen “el porteño chico del interior”, porque son secos con el turismo. “Qué querés, te preguntan y nada más. Nadie te dice en qué te puedo ayudar, si necesitás algo”. Claudia y Cristian aseguran: “acá en la montaña se nota más, porque falta infraestructura. Fuimos a Puente del Inca y hay solo un baño y detrás tenés una fila de 50 personas que quieren usarlo. Porque está lleno de óminibus y falta atención al turista. Encima, la hostería está abandonada y era una buena opción para venir a comer algo aquí”.
Omar Barbarito, de Pergamino, provincia de Buenos Aires, pasea con otros amigos en moto, están desde hace una semana y también hicieron base en Uspallata. “Ya fuimos a Barreal, San Juan; a Cacheuta, hemos recorrido distintos lugares de montaña, nos pareció bárbaro”, aseguró Omar que hizo un alto en Puente del Inca para comprar unas ollas artesanales. “Ahora me voy a comer un poco más abajo, en el restaurante de Penitentes. Es que aquí hay mucha gente, y creo que Puente del Inca debería tener mejor infraestructura. Hoy tiene unos puestos de venta de artesanías que deberían estar a la altura de lo que se quiere mostrar, pero bueno, somos un país pobre”.
Fernando Palma, tiene un emprendimiento turístico en alta montaña y asegura que se debe trabajar en conjunto para poder ofrecer buenos servicios al turista, al menos los básicos. Y explica que durante la gestión anterior no se tuvo en cuenta al sector turístico de esta zona. Y recordó que en los dos inviernos anteriores se priorizó el transporte de cargas en el corredor internacional y sufrieron los cortes de tránsito a los turistas. “Venía gente de Buenos Aires y de otras provincias a disfrutar de la nieve que tenían sus paquetes comprados y no pudieron llegar a Puente del Inca o Las Cuevas porque sólo permitían el paso de camiones. Un desastre. Esperemos que podamos trabajar en forma coordinada a partir de ahora”, sostiene Fernando.
Mario González, empresario turístico y representante de la cámara del sector, asegura: “Acá seguimos manejando el Paso Internacional pensando en que es el mismo de hace 40 años y el volumen de tránsito tanto de carga como de turismo es diez veces mayor”. Agrega que la carencia de infraestructura en estos 100 kilómetros de montaña sigue siendo un problema grave, desde servicios básicos, como la disponibilidad de sanitarios. “No se ha logrado articular la coordinación entre los organismos oficiales y tampoco se consulta a la población en general o aquellos que tenemos algo de experiencia dado que somos pobladores desde hace muchos años, que pacedemos o disfrutamos las malas o buenas decisiones”.