Vacuna rusa: ¿genera más o menos efectos secundarios que otras inoculantes habituales?

Se han informado efectos leves en 1% de los inoculados que incluyen fiebre, cefalea y dolores musculares.

Vacuna rusa: ¿genera más o menos efectos secundarios que otras inoculantes habituales?
La vacuna contra el Covid 19 se aplica en Mendoza desde fines de diciembre. / Orlando Pelichotti

Según la información brindada a partir de las primeras inoculaciones en el país con la vacuna rusa Sputnik V, ésta ha producido 6 veces menos efectos adversos que otras vacunas de uso habitual. Esta proporción es incluso mayor en algunos casos.

Los primeros reportes sobre efectos secundarios que brindó el Ministerio de Salud de la Nación mencionan que estos se han presentado en 1% de los inoculados.

Lo que advierten es que se trata de una baja proporción en relación a otras vacunas y que se presentan consecuencias leves.

La directora de Inmunizaciones de la provincia, Iris Aguilar, minimizó el impacto al contrastar esta proporción con lo que producen otras de uso habitual. “Con la vacuna de la hepatitis B hay fiebre y mialgias hasta en 6% de los vacunados, con gripe hasta 8%, con triple viral 7%, es decir que estamos hablando de eventos adversos totalmente esperables con cualquier vacuna”, remarcó.

Se trata de los denominados eventos supuestamente atribuibles a la vacunación e inmunización (Esavi) y que por tratarse de productos nuevos se notifican como parte de la vigilancia.

El Ministerio de Salud nacional informó que 98,8% del total de los Esavi reportados hasta ahora son eventos leves. En realidad son los típicos esperados luego de una inoculación.

Un informe elaborado sobre las primeras 36 horas de la campaña advierte que sobre una base de 32.013 dosis reportadas en el Registro Federal de Vacunación Nominalizado (NoMiVac) se informaron 317 casos de Esavi. Se trata mayormente de fiebre, cefalea y/o mialgias iniciadas 6 a 8 horas después de la vacunación. Destacan que estas pueden informarse hasta 48 después de la inoculación en el marco de la Vigilancia de Eventos Posterior a la Introducción de un medicamento o vacuna.

Estos efectos ya habían sido informados por el Instituto ruso Gamaleya que desarrolló el inoculante.

En tanto, Aguilar señaló que hasta el momento no se han presentado en Mendoza casos graves que requieran internación.

Hoy se reanuda la campaña de vacunación que comenzó el martes 29 de diciembre y fue suspendida el jueves por los festejos de fin de año.

Se está a la espera de un primer reporte con los resultados de esta primera etapa.

Cuestionamientos

Por otra parte, no puede soslayarse que la vacuna rusa ha generado ciertas dudas a partir de cuestionamientos por la falta de acceso a informes técnicos y cierta celeridad en los procesos.

Incluso en Rusia, su país de origen, generó ciertos reparos en un principio ya que fue aprobada cuando aún no se había terminado la Fase III. De hecho, ya se había hecho el acuerdo con Argentina, que tenía entre su población objetivo a los mayores de 60 años, y por un desliz del presidente ruso Vladimir Putin, se supo que aún no se había terminado el estudio sobre el impacto en este segmento poblacional. Luego fue aprobada en ese país y se está a la espera de que Anmat, haga lo mismo en Argentina.

Lo cierto es que en el marco de la carrera por obtener un inoculante contra el virus Sars CoV-2 el apuro por lograr el objetivo ha sido parte del proceso. Las fases se han comprimido, todo se aceleró y hay quienes expresan que los datos aportados por las desarrolladoras han sido insuficientes. Pero expertos sostienen que esto no incide en la calidad y seguridad de los productos.

Además, la vacuna no ha estado exenta de manipulaciones políticas. Se ha acusado al gobierno ruso de lanzar una campaña de desprestigio de las alternativas “occidentales” mientras que desde este se considera lo mismo a la inversa. Esto genera ruido y desinformación que confunde a la población y lleva a tener reparos para vacunarse.

Tampoco hay certezas sobre cuándo Rusia podría tener disponible la segunda dosis del esquema que ya comenzó aplicarse en el país y la provincia y debería inocularse a los 21 días. De todas formas, Aguilar expresó que ese es un plazo mínimo para concretarlo y que no hay un límite máximo. Lo cierto es que este está dado por la urgencia de que una proporción de la población lo complete para generar inmunidad, atenuar la circulación y llegar mejor parados ante el embate de una posible segunda ola que se anticipa -sin ninguna certeza- para marzo.

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