Valentina Valenzuela (13) es una talentosa artista en ascenso, cuyo trabajo llegó a ser elogiado y destacado por la autora británica J.K. Rowling para su libro “El Ickabog” (editorial Salamandra), que se lanzará el 10 de noviembre en el mercado latinoamericano.
La adolescente vive en San Luis. Dibuja con pasión desde pequeña y, actualmente, cursa el primer año del nivel secundario. En junio pasado, se enteró de una propuesta organizada por la creadora de Harry Potter y no dudó un segundo en inscribirse.
El concurso consistía en ilustrar escenas del nuevo libro de la británica. Valentina dibujó al monstruo verde que protagoniza la historia y a Daisy, una nena de pelo largo y ojos azules. Su excelente trabajo fue elegido para la edición en castellano y catalán, junto con otros enviados desde Uruguay, Chile, Panamá, Perú, Venezuela, Colombia, México y España.
“Daisy y el Ickabog hablando” es el título de la obra que fue seleccionada entre 2.000 concursantes de entre 7 y 12 años (Valentina cumplió 13 en agosto).
Además de ilustrar algunas escenas de la novela infantil que Rowling publicó gratis y por entregas en el sitio The Ickabog.com durante junio y julio, los ganadores recibirán un diploma, un póster y una colección de libros de la autora de Harry Potter, que Salamandra donará a las instituciones indicadas por los seleccionados. En su caso, la joven puntana eligió la biblioteca de su escuela, Marie Curie. “Están todos recontentos”, dijo Valentina desde su casa en la capital puntana.
Para inspirarse, Valentina leyó las 300 páginas del libro de J.K. Rowling. Se reconoce fanática de Mafalda -su abuelo le regaló la antología “Toda Mafalda”- y sabe también dibujar el querido personaje del mendocino Quino.
“Tenía que elegir uno de los temas propuestos. Elegí al Ickabog porque las otras opciones estaban relacionadas con algún objeto y yo no quería dibujar objetos. Quería dibujar personajes y paisajes. Primero hice los bocetos y me quedé con el que más me gustó. Le apliqué dos técnicas: dibujé el paisaje con acuarelas y los personajes con lápiz. El cuento describe los personajes y yo los dibujé cómo me los imaginé: a Ickabog lo describe como un monstruo verde gigante que está embarazado. Me salió parecido al Grinch”, contó al ser entrevistada por La Nación.
El jurado del concurso para ilustrar el libro de J. K. Rowling, integrado por directores de arte y editores del grupo Penguin Random House, destacó la calidad y la variedad de las ilustraciones: “Nos ha sorprendido muy gratamente el nivel y el talento de los niños participantes. Es reconfortante comprobar cómo la magia de un cuento apasionante puede contagiar y estimular la creatividad”, indicó.
“El Ickabog” es el primer libro infantil de Rowling fuera del universo fantástico de Harry Potter que sale en mucho tiempo. La escritora dijo que donará los ingresos por las ventas a la fundación benéfica The Volant Trust para contribuir a las personas más afectadas por la pandemia de Covid-19 en el Reino Unido y otros países.
Para sorpresa de muchos, Valentina solo había leído “Animales fantásticos y dónde encontrarlos”, pero no la saga principal del mago Harry y sus amigos Hermione y Ron.
"No leí ‘Harry Potter’ porque no tengo los libros. Cuando me anoté en el concurso ni sabía que el libro era de Rowling. Me enteré después. Las pelis sí las vi y me gustaron mucho”, comentó la chica.
El año pasado, Valentina ganó un certamen de programación que tuvo como premio un viaje a Disney para ella y su mamá, Eugenia. Por estos días, mientras disfruta de su debut como ilustradora de un libro infantil, espera el resultado de otro concurso de arte: el Toyota Dream Car, que invita a chicos de todo el mundo a imaginar el auto de sus sueños y dibujarlo.
La obra de Valentina, que está entre los diez finalistas, se llama “Los autitos de San Antonio” y se puede ver en la página web de la empresa japonesa: tres autos rojos con lunares negros y alas, como vaquitas de San Antonio, rodeados de flores coloridas.
“El premio es un viaje a Japón, pero lo importante es aprender nuevas técnicas”, reconoció la pequeña artista, que aprovechó estos meses de cuarentena para estudiar japonés e inglés en cursos online. Además de las clases escolares virtuales siguió con un profesorado de Arte que había empezado el año pasado.