Comerciantes de la comuna de Estación Central, en Santiago de Chile, han denunciado la llegada frecuente de colectivos provenientes de Argentina que, de manera clandestina, se estacionan en las calles del sector. Estos vehículos transportan supuestos pasajeros que, además de bloquear entradas a viviendas, utilizan el espacio público para vender alimentos y otros productos de manera informal. La situación, que comenzó a observarse en diciembre del año pasado, se ha incrementado generando preocupación por la falta de fiscalización y los posibles riesgos sanitarios en la zona.
Los chilenos afectados indicaron que los micros, que operan sin permisos municipal, descargan mercancía de origen argentino en las calles. Los pasajeros de estos vehículos se dedican a la venta informal en los alrededores del terminal y en otros puntos de la comuna. Al finalizar sus actividades comerciales, los vendedores regresan a los buses y emprenden el retorno a Argentina. Según los denunciantes, esta actividad no solo genera caos en el sector, sino que también representa una competencia desleal para los comerciantes formales.
“Ya no solo se estacionan en cualquier parte, sino que bloquean las puertas de nuestras casas, colocan cajas de mercadería en las veredas y nadie hace nada para detenerlo”, afirma un residente. Además, los vecinos relatan haber sido víctimas de amenazas por parte de estos vendedores cuando intentan impedirles utilizar el espacio frente a sus viviendas.
Falta de regulación y riesgo sanitario
Uno de los principales problemas denunciados es la falta de control y fiscalización por parte de las autoridades chilenas, afirman los denunciantes. Dado que los colectivos cuentan con patentes argentinas, la Municipalidad de Estación Central no puede retenerlos en el momento, lo que dificulta el proceso de sanción por parte de los juzgados locales. A pesar de los esfuerzos de la Municipalidad por desarticular esta actividad, el comercio ilegal ha resurgido con fuerza en los últimos meses.
Por su parte, el Instituto de Salud Pública (ISP) ha advertido sobre los riesgos sanitarios que conlleva la venta de productos alimenticios que no pasan por los controles requeridos. Estos alimentos, al no estar regulados, podrían no cumplir con las normativas de seguridad necesarias, como la cadena de frío o el vencimiento adecuado, lo que representa un peligro para la salud de los consumidores.
Contrabando y competencia desleal
La Cámara Nacional de Comercio, por su parte, ha mostrado su preocupación por la situación, calificándola como un caso de contrabando. Según la entidad, los colectivos ingresan al país declarando la mercancía como “para uso personal”, pero una vez en Chile, los productos son vendidos de manera ilegal. “Estamos frente a una situación de comercio clandestino que afecta directamente a los comerciantes formales, quienes cumplen con todas las normativas legales y pagan impuestos”, señaló un vocero de la Cámara.
El comercio ilegal también afecta el entorno de Estación Central, ya que además de la obstrucción de espacios públicos, los productos vendidos carecen de trazabilidad, lo que plantea dudas sobre su origen y seguridad.
La falta de coordinación entre las autoridades y la imposibilidad de retener a los buses de patente extranjera han dificultado las acciones para detener esta actividad. Los chilenos reclaman mayor presencia de la autoridad municipal y más controles en los puntos de venta, pero la fiscalización preventiva es limitada, especialmente cuando se trata de ciudadanos extranjeros que no pueden ser notificados de manera inmediata.