La pasión de Adolfo Lanzavecchia por los títeres nació hace más de 30 años en Rivadavia, “Fue viendo a los históricos titiriteros de la provincia, Luciano Ortega y la Pelusa de los Juglares y a la Pequeña Comedia Mendocina”. De profesión docente de escuela primaria afirma “dejé la docencia por el teatro de títeres”, aunque da clases unas pocas horas en el nivel terciario de Rivadavia dictando la materia Práctica Profesionales, donde trabaja con los estudiantes con el teatro de títeres, juegos y expresión.
Junto a su esposa Mónica y sus 4 hijos conformaron la compañía de títeres La tía Tomasa. “Se llama así porque en uno de los primeros talleres que hicimos de construcción y animación en la escuela primaria Leonor Ferreyra donde trabajaba mi compañera, mi esposa y junto a los niños, hacíamos los títeres y le buscábamos los nombres y salió el nombre de tía, tía Tomasa, y nos quedó picando. Nos parecía muy bueno porque hacía referencia al vínculo familiar, es lindo que a uno le digan tío, tía y decir la palabra tiene una sonoridad muy bonita y quedó La tía Tomasa”.
“La temática que abordan las obras pasa por el disfrute de los niños, que se expresen, que pongan en juego la imaginación, la creatividad y la participación” afirma Adolfo para quien cada obra tiene como finalidad una comunicación de los títeres y el público y específicamente tratan el amor y la discapacidad, mezcladas. También se ocupan en otros espectáculos, dirigidos a jóvenes y adultos temas como la Memoria, la Verdad y la Justicia. “Pero básicamente apuntan no a la recreación por la risa de un chiste, un cuento, sino a la recreación con imaginación, con fantasía con vuelo, con emociones y esto lo notamos cuando termina el espectáculo y viene un niño y te abraza y solamente hace ese gesto de abrazo o durante un espectáculo donde el cartero pirata, uno de los personajes, se cae dentro del barco y los niños preguntan ¿estás bien, te ayudo?, bueno te das cuenta que hemos atravesado las emociones, son contenidos humanos, sensibles que uno trata de que surjan”.
Los niños de ayer y de hoy
“Podríamos decir que después de la pandemia hemos notado que están con la necesidad de expresarse, de gritar un poquito más, están con otra dinámica” cuenta el titiritero mientras intenta encontrar diferencias en los niños que fueron su público hace 30 años y los de la actualidad, “el niño cuando ve un títere entra en un estado bello, por decirlo de una forma metafórica o poéticamente, es el mismo, él quiere comunicarse con el títere, quiere vivir con él la historia que se está contando en ese momento, quiere ser parte de la puesta, quiere interactuar, se moviliza sensiblemente, humanamente, emocionalmente, así que no sé si algún psicólogo o sociólogo nos puede ayudar a ver otras diferencias, yo no te las puedo remarcar, porque han habido muchísimos cambios, tecnológicos, sociales y económicos, sin embargo la magia, la belleza y la poesía del títere se mantiene intacta en los corazones y en los espíritus de los niños y niñas”.
Las edades del público, al cual están dirigidas sus obras, van de chicos que aún están en sus cochecitos hasta aquellos que cursan hasta 5° grado, “depende del espectáculo del lenguaje que tenga la obra, nos ha sucedido que han habido espectáculos que ha ido la mamá con su niño en el cochecito y es increíble cómo ha participado, todavía no camina y sin embargo la expresión de felicidad que tenía ese bebé era increíble, pero depende del lenguaje, de las acciones, de lo que uno quiera decir”.
El perro roba títeres y la maestra curiosa
Una de las anécdotas que más recuerda se remonta a una obra en el sur provincial, “estábamos San Rafael trabajando en en una cancha de fútbol, al aire libre con el retablo nuestro, que es un barco, solo el frente y andaban unos perros y de pronto veo que un perro se lleva uno de los personajes que tenía que actuar, que tenía que entrar, así que fue una movida muy bonita, interesante y resolverlo de una manera que el perro fuera parte del espectáculo.” cuenta entre risas y agrega otra situación poco común, “después algo muy simpático nos pasó en el teatro Bianchi de Rivadavia, estábamos dando una función para los jardines y una maestra se para del fondo del teatro, sale corriendo a donde estaba el retablo, mira para adentro a ver quién estaba y pega la vuelta muy tranquila caminando como si no hubiese pasado nada”.
Un elenco familiar
“Nosotros somos una familia que nos dedicamos a esto, el elenco está formado por Mónica que es mi compañera y mis hijos Rayén, que hace la parte técnica, Ailín que es profesora de teatro y también hace fotografías, ella es quien nos dirige, Agustín que es el más músico, el que más oído tiene dentro de la familia y nos aporta la parte musical, y Nacho que nos ayuda a hacer la edición de los videos”.
Los personajes y el vínculo con el público
En el mundo de los títeres hay diferentes técnicas que se aplican para contar las historias, también se realiza un trabajo minucioso en escenografía y utilería que ayudan a poner en contexto la obra, pero sin duda quienes quedan en la memoria después de un espectáculo son los títeres principales, los personajes que dan vida al relato. “El primer personaje fue Cipriano Godoy, el gauchito, es de una puesta que tenemos que se llama “Ay mamita querida, ay mamita mamá” y recrea un campesino de San Luis”. Pero Lanzavecchia remarca que hay muchos personajes además de los más reconocidos, hay personajes que son los objetos, “por ejemplo en la obra El pirata diente de lata son 12 los personajes que aparecen, en Ay mamita mamá son un poco menos, porque además de los títeres están los recursos de utilería y escenografía que uno utiliza para la obra”.
Uno de los descubrimientos acerca de la importancia y llegada que tienen sus personajes en el público infantil fue cuando trabajó en una escuela para chicos especiales: “Se re identificaron con el pirata diente de lata, porque le falta un ojo, no tiene un brazo, le faltan dientes, por supuesto las piernas y fue increíble el vínculo que se armó entre él y los niños”.
Funciones durante la primera semana de vacaciones
Domingo 10 de julio, 17 hs en la Usina Municipal de Arte, San Martín 250, Luján de Cuyo.
Lunes 11 de julio, 16:30 hs en la Casa de la Cultura y Memoria, Lavalle 88, Godoy Cruz.
Martes 12 de julio, 16:30 hs en el Teatro Bianchi de Rivadavia
Jueves 14 de julio, 15:30 y 16:30 hs en la Casa de la Cultura y Memoria, Lavalle 88, Godoy Cruz.
Viernes 15 de julio desde las 14 hs en el Teatrino del Parque de los Niños. Av. H. Yrigoyen al 1400, San Rafael.
Más información en https://linktr.ee/titereslatiatomasa