Las manos son protagonistas. Siempre lo fueron. Las manos nos sirven para agarrar, para golpear, para rascar, para escribir, pata teclear, para tocar algún instrumento, para lavarse todo el cuerpo. Así describe el humorista Jorge Sosa nuestra relación con una parte protagonista de nuestro cuerpo y nuestra vida.
Las manos tenían un destino emotivo, porque sirven para demostrar amor, ejercerlo a dedos llenos, y acariciar que es un mensaje cálido, afectuoso, que a todos los hace bien.