Nadie puede dudar que Mendoza tendrá muchísimo que ver con la historia de amor que sellarán en marzo de 2024 Tomás Astini y Belén Montenegro, ambos cordobeses y ambos de 28 años, cuando finalmente den el “Sí, quiero”.
Es que, durante el pasado fin de semana extra-largo, en medio de un clima inigualable y de un paisaje maravilloso como pocos, no sólo celebraron los dos cumpleaños (el viernes 17 fue el de ella y un día después los festejó él) sino que, con la complicidad del personal de una bodega con hotel boutique ideal para la ocasión, Tomás le propuso casamiento.
Humilde y agradecido por los días vividos en esta maravillosa provincia, para él, sin dudas, la más hermosa de la Argentina, el novio llevó un hermoso cintillo de bodas que había mandado a fabricar en Córdoba exclusivamente para esa noche y se lo entregó en una mesa adecuadamente ornamentada con flores, a escasos metros del viñedo y con la vista privilegiada a la precordillera.
“Sí, fue todo soñado y, por supuesto, Mendoza quedará grabado por siempre en nuestros corazones. La boda será en marzo de 2024, exactamente dentro de un año. Belén aceptó mi propuesta de inmediato”, aclaró Tomás, que es arquitecto, en diálogo con Los Andes.
Belén –abogada– se quedó “helada” con toda la puesta en escena que había organizado su futuro esposo con tanta dedicación. “Hemos compartido unos días divinos, siempre disfrutando de los fantásticos vinos de esta provincia. Estuvimos una noche en las Termas de Cacheuta y también una noche en Ciudad, donde vive mi papá. El resto lo hemos transcurrido en la bodega, donde la atención fue cálida y cordial, propia de todos los mendocinos”, relató.
El viaje a Mendoza había sido planificado por Tomás en diciembre pasado. Casualidad o causalidad, un mes después ella le dijo que le encantaría visitar la provincia para celebrar ambos cumpleaños.
“Por entonces ya tenía todo reservado. Se dio perfecto. Además, si bien veníamos hablando de un futuro casamiento, la propuesta fue una verdadera sorpresa para ella. Primero saqué un estuche simulando un anillo, pero era una carta por su cumpleaños haciendo un repaso de toda nuestra historia”, rememoró él. Recién después, con misterio y algo de suspenso, le entregó finalmente el anillo.
Una larga historia
Tomás y Belén llevan juntos 8 años. Si bien ambos son cordobeses de la ciudad capital, se conocieron en San Martín de los Andes, durante unos días de esquí, y con un protagonista muy especial, un primo, que ofició como celestino y los presentó.
Desde entonces, llevan una vida hermosa, repleta de amor y complicidad. Ambos trabajan en sus distintas profesiones y la boda, según coinciden, representa un momento sumamente importante, por eso esperan celebrarlo con todas las de la ley y de manera tradicional: fiesta civil, fiesta religiosa y, por supuesto, un lindo salón para celebrar la unión en familia y con amigos.
A Tomás y Belén los une, además, otra historia muy tierna: al mes de nacidos fueron bautizados por el mismo sacerdote en la iglesia de Los Capuchinos, en su Córdoba natal.
“Es que el cura que ella tenía asignado ese día falló y fue el mismo que me bautizó a mí quien lo reemplazó. Ella fue bautizada junto con mi prima, incluso tenemos algunas fotos de aquella época”, evoca.
Lo cierto es que, entre risas, recuerdos y anécdotas, esta pareja cordobesa y amante de Mendoza se comprometió en tierra cuyana, exactamente como Tomás lo había soñado. Y como ella siempre, en definitiva, lo había esperado.
“Más allá de que amo Mendoza por su paisaje y su belleza natural, también aquí vive mi padre y, de alguna manera, visitar este lugar me impulsa a compartir con él unos días. Sin embargo, la gente de esta provincia es sumamente especial, cordial, hospitalaria y amable. Lo viví en carne propia cuando hablé con los empleados de la bodega, que se ´prendieron’ enseguida a mis pedidos la noche de la propuesta de casamiento: trajeron velas, flores y apartaron una mesa bien al borde del viñedo, como les pedí. No pudimos soñar más, todo fue perfecto”, rememoró el novio.
“Además, creo que toda la gente de esta provincia sabe perfectamente atender al turismo. Son verdaderos profesionales, por eso entienden de qué manera hacer sentir a gusto al visitante”, subrayó.
En realidad, concluye, siempre entre risas, hacía tiempo que Tomás pensaba en una romántica velada. “Y ahora encontré la oportunidad justa, cuatro días de descanso en medio de un lugar maravilloso, al pie de la cordillera, con una temperatura ideal y compartiendo el mejor vino que jamás antes había degustado”, reflexionó.