Si Vivian Távara, nacida en Lima (Perú) y radicada en Mendoza, hubiese sabido que el destino iba a acercarla algún día a la “Tierra del Sol y del Buen Vino”, seguramente se hubiera volcado mucho tiempo antes a las oportunidades que se le fueron abriendo en el camino.
Modelo y promotora, de 37 años, en Cuzco, durante una despedida de soltera en 2011, conoció a un mendocino y el flechazo fue inmediato. Se escribieron como amigos durante un tiempo y ella, embelesada también con el paisaje de montaña, se decidió a visitarlo: fue un antes y un después porque, tras un noviazgo a distancia, finalmente se terminó mudando a Mendoza.
En Perú, la matizaba su exitosa carrera con la de agente comercial en Groupon, un sitio web multinacional de ofertas del día que presenta cupones de descuentos utilizables en compañías locales y nacionales.
“Creí que podría continuar algo así en Mendoza, pero no fue fácil insertarme en el mundo laboral. En general transité un choque cultural muy fuerte y la adaptación fue difícil desde todo punto de vista”, resumió, en diálogo con Los Andes.
Mientras tanto, y para sentirse activa, Vivian organizaba cronogramas de visitas a Mendoza a muchísimos de sus clientes, amigos y conocidos de su patria.
Los recibía, paseaba, asesoraba. Hasta que un día alguien le dio la idea de que armara su propio proyecto. Que dejara de hacerlo gratis. Sin tiempo que perder comenzó a involucrarse en el mundo del vino tomando cursos de sommelier y márketing vitivinícola. Los clientes comenzaron a sumarse y su servicio fue pasando de boca en boca.
Así, Vivian creó una página web que permite al visitante ingresar y tomar una copa de vino de cortesía al aire libre sin necesidad de hacer una visita guiada con horarios estructurados. El sistema permite revisar la franja horaria de acceso, observar la ubicación, horarios y fecha. Luego se selecciona el número de lugares que desean adquirirse para cada bodega y por solo 450 pesos se obtiene la entrada a través de un código QR.
“En definitiva –agrega– propone visitas exprés que permiten conocer y continuar camino hacia otra bodega, de modo que se pueden recorrer hasta seis u ocho al día si uno desea”.
Para Vivian, fue un reto convencer a las bodegas llevar gente sin reserva previa. “Lo logramos hablando con cada una y explicando las ventajas para quienes desean visitas más relajadas”, amplió.
Recuerda, incluso, cuando ella misma solía viajar a Mendoza de visita. Sin registro previo prácticamente no podía acudir a ningún restaurante.
Corazón venezolano y amante de Mendoza
Si bien nació en Lima, Vivian cuenta que parte de su familia vive en Venezuela y que, por lo tanto, su corazón se encuentra en ese país atravesado hoy por una crisis sin precedentes.
Tras estudiar Comunicación Audiovisual, luego de que falleciera su papá, a los 20 se independizó como modelo publicitaria. Desfilaba y era figura de numerosas marcas de renombre. “Me iba muy bien y empecé a ganar dinero. En forma paralela me dediqué al área comercial de cuponeras virtuales y fue allí cuando conocí a mi esposo”, relató.
Ni mejores, ni peores, los limeños son muy diferentes de los mendocinos, advirtió esta extranjera bonita y carismática que jamás pasa desapercibida. “En general acá hay muchos descendientes de italianos que llevan una vida muy familiera y de mucha generosidad entre padres e hijos, algo que en Perú no es tan habitual, la vida es más independiente, cada uno sigue su camino”, señaló.
También aquí la gente es más respetuosa de la vida privada de los demás. “En mi país hay más chismes. De todos modos, acá los grupos son muy cerrados y no es fácil hacer amigos. Llevo siete años y pocos amigos”.
Como sea, Vivian repasa sus últimos años y agradece no haber logrado convencer a su esposo para sentar bases en su tierra. Es que, sin querer, a ella le abrió un mundo nuevo. Tan desconocido al principio como apasionante después. Simplemente, el mundo del vino. Y con la belleza de Mendoza a sus pies.