Erigida como propósito, la sustentabilidad está traccionando cambios en las formas como nos relacionamos con nuestro entorno y, por ende, hay transformaciones y replanteos. La movilidad no es ajena al fenómeno, más aún cuando es pensada desde las necesidades de las personas y de cómo se gestiona esa demanda junto con el uso del espacio público, lo que ramifica el impacto a los bienes y servicios que se relacionan, directa o indirectamente, con nuestros desplazamientos.
Ese fue el foco al que apuntó un nuevo panel del ciclo “Voces que suman”, con una transmisión vía streaming que enlazó a las comunidades de audiencias de Los Andes, La Voz y Vía País.
Participaron Lucila Martinazzo (docente e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba), Eli Frias (head de operaciones de Uber para Argentina, Paraguay y Uruguay), Leonardo Ezcurra (gerente ejecutivo de lanzamiento de nuevos proyectos de Volkswagen Argentina) y Alejandro Repetto (cofundador y CTO de Inipop, especialista en diseño estratégico del futuro). La moderación estuvo a cargo del periodista Daniel Alonso, coordinador del ciclo.
¿Qué entendemos hoy por movilidad? Hay un punto de arranque clásico, que la ubica como una demanda derivada. “Las personas, todos los días, se mueven para satisfacer sus necesidades y eso es lo que se entiende hoy por hoy como concepto de movilidad: personas que se mueven. Años atrás se trataba más sobre tránsito, vehículos o personas como pasajeras. Las nuevas tendencias nos llevan a hablar de las personas no sólo como usuarias del transporte, sino de todos los servicios en los entornos urbanos”, dijo Martinazzo.
Para la especialista, el tema hoy ha cobrado importancia “porque no deja de ser evidente el impacto que tienen las elecciones de movilidad que tomamos todos los días, en función de las externalidades ambientales, de congestión, de accidentes, de accesibilidad y de planificación”.
Señales eléctricas
Ahora bien, ¿alcanzan los cambios y las tendencias para pensar que ya vivimos un nuevo paradigma? Para Ezcurra, de Volkswagen, no hay dudas. “En nuestro caso, es un cambio de paradigma. Estamos teniendo la transformación más grande en la compañía en más de 80 años de historia. Estamos transformándonos de una compañía que fabrica vehículos a una que ofrezca soluciones de movilidad. Entendemos que la movilidad eléctrica ha venido para quedarse”, sostuvo.
La automotriz alemana fabricará en un año más de un millón de vehículos eléctricos en el mundo y ha asumido un compromiso público: ser neutral en carbono para 2050. Eso significa un balance entre las emisiones de dióxido de carbono que ocurren en el proceso de producción y una compensación de la mano de nuevas tecnologías.
Por eso Ezcurra destacó que la transformación “tiene que ser amigable con el medioambiente, tiene que ser sustentable, tiene que ser desafiante en las soluciones que ofrezca y, sobre todo, accesible”.
Repetto coincide. “Con lo eléctrico creo que hay que tener bastante cuidado, sobre todo en países como los nuestros, porque nuestra grilla de producción eléctrica está basada en carbono, en quemar gas o carbón, y es poco eficiente ver autos eléctricos si la electricidad la producimos quemando carbón”, explicó.
En la misma línea opinó Eli Frias. Cuenta que Uber también pretende ser neutral en carbono para 2040 y que aspira a la transformación de la flota. “Pero no alcanza con poner el auto (eléctrico) en la calle, también tiene que poder cargarse, la gente tiene que poder elegir a un costo que no sea tan alto y no lo pueda pagar, y tener los modos y tipos de transporte según el momento y la necesidad”, expresó.
La atención sobre las fuentes de energía que utiliza la flota circulante no es nueva, pero crece al lado de la preocupación por el impacto ambiental y junto con las oportunidades que abren las innovaciones. Hace una década, los autos eléctricos ni siquiera circulaban en la Argentina y recién aparecían los híbridos. En la transición también están los biocombustibles, que en esta parte del mundo aparecen como protagonistas en el puente hacia lo eléctrico.
Un ecosistema
Pensar la movilidad como un ecosistema fue otro de los ejes que surgieron durante el panel. Y es que la movilidad sufre cambios porque cambian las ciudades. Esa dimensión ayuda a entender todo lo que se mueve por atrás.
Varias cosas ya estaban antes de la pandemia, cuya irrupción aceleró algunas tendencias. “Se ve un cambio en los comportamientos de movilidad de las personas, hay viajes que se hacen menos, por ejemplo las idas y vueltas a la oficina; se hacen más viajes dentro de un mismo sector radial, cambian los horarios y cambian los días, vemos también un incremento en micromovilidad”, detalló Frias.
En ese contexto, planteó que la visión de Uber es “ser una pieza más en este ecosistema y aportar todo lo que pueden traer la tecnología y los datos a las elecciones de transporte, para que sean las más inclusivas, las que puedan capturar la mayor cantidad de oportunidades para las personas y las más sustentables”.
Aquí la mirada sistémica es clave. Martinazzo aseguró que “hay soluciones que parecen más de urbanismo que de movilidad” y que eso ocurre porque se entiende la movilidad separada del uso del suelo, “cuando son indivisibles”.
Por ejemplo, en las ciudades suelen existir zonas con déficit de cobertura del transporte público masivo. En general, son lugares periféricos y de baja densidad poblacional. ¿Cómo hay que abordar esa problemática, que no es nueva, para satisfacer las demandas de las personas? Martinazzo repitió casi como una plegaria la necesidad de una planificación integral de la movilidad que “dialogue” con la planificación urbana y del transporte público.
De allí que se coincida en la búsqueda de una nueva escala de cooperación entre todos los actores que intervienen en el ecosistema.
“Todo lo que pueda ser distribuido va a ser distribuido indefectiblemente. Y que sea distribuida la movilidad tiene que ver con esto, con que sea colaborativa, cross industry (innovación cruzada entre industrias de diferentes sectores), con sectores privado y público trabajando juntos”, apuntó Repetto.
Soluciones
A medida que los cambios traccionan nuevas demandas, aparecen también soluciones, de diferentes escalas y en distintos grados de maduración. Repetto, que en la actualidad vive en Helsinki (la capital de Finlandia), aportó pinceladas de lo que ocurre allá.
Explicó que la movilidad se toma como algo integral, con soluciones heterogéneas montadas en plataformas. “Si quiero ir del punto A al B, te responde que conviene el monopatín eléctrico en las primeras cinco cuadras, después subir a un colectivo, después al subte y todo enlazado sobre el mismo sistema, con un mismo ticket que tiene un tiempo, y durante ese tiempo podés subir a cualquier transporte”, cuenta.
Esa modalidad está en la evolución del servicio que presta Uber. “El futuro es integrado y compartido. El mejor viaje posiblemente es un viaje multimodal. Hoy la tecnología ya está en condiciones de darnos eso y lo que necesitamos es integrar sistemas. En la ciudad de Buenos Aires, mostramos las opciones de transporte público; en Denver (Estados Unidos), ya está integrado el ticket del tren para que puedas hacer ese viaje multimodal, te lo calcula. Apuntamos a tener en nuestra plataforma todos los modos de transporte incorporados para ser una solución integral de movilidad”, adelantó Frias.
En cuanto al carácter de compartido, Ezcurra señaló que Volkswagen ya cuenta en Europa con una plataforma digital (se llama Moia) que usa minibuses eléctricos bajo un sistema que va aprendiendo dónde está la demanda. También tiene un servicio de vehículos compartidos, denominado WeShare.
Además está el universo de la última milla, tanto para personas como para el traslado de mercaderías. Pero Repetto lanzó un disparador aún más desafiante. “No hablemos cómo será la movilidad del futuro, sino para qué nos vamos a mover. Y después pensemos la herramienta que vamos a usar”. Aquí advierte, por ejemplo, que “la tendencia más fuerte es tratar de no moverse demasiado”, traccionada por el impacto en el ambiente y en nuestros tiempos.
Martinazzo coincide. “Pienso en ciudades para las personas, con qué objetivo me voy a mover, qué tipo de entorno urbano quiero. ¿Queremos ciudades tapadas de autopistas o una en la que podamos resolver necesidades relativamente cerca, como el paradigma de las ciudades de 15 minutos, como está haciendo París, o como las supermanzanas en Barcelona? Y, en función de eso, planificar”, remarcó.
Autos autónomos
¿Para cuándo?
¿Cuán lejos o cerca estamos de convivir con los autos autónomos? En rigor, buena parte ya es una realidad. “Hay vehículos que ya cuentan con un alto grado de autonomía, con asistencias a la conducción, con respuestas autónomas en frenado y en acelerado y con control de crucero inteligente”, aporta Leonardo Ezcurra, quien participó del desarrollo del proyecto Taos para Volkswagen. Tarde o temprano, la movilidad autónoma y el uso compartido de unidades autónomas serán parte de nuestro paisaje urbano. “Quizás en 20 o en 25 años. En rigor, hoy tecnológicamente no hay demasiadas limitaciones. Las ciudades tienen que estar bien delimitadas para que sean más eficientes”, aportó Alejandro Repetto, quien estuvo involucrado en el desarrollo del primer auto autónomo de Latinoamérica y de la primera red de sensores para ciudades inteligentes.
Cuatro miradas
Lucila Martinazzo: Movilidad y uso del suelo son indivisibles
Docente e investigadora de la UNC
Hay muchas soluciones que parecen más de urbanismo que de movilidad, y eso ocurre porque muchas veces entendemos separada la movilidad del uso del suelo, cuando son indivisibles. Hay que pensar en un sistema realmente integrado. El uso de la tecnología y de los datos nos da una idea de las demandas de viajes y de cómo necesitan moverse las personas, y a través de eso se puede realizar una planificación integral, pero siempre considerando que las soluciones tecnológicas son una pata; también están la planificación urbana y la del transporte público, masivo y de calidad.
Eli Frias: El futuro es integrado y compartido
Head de operaciones de Uber para Argentina, Uruguay y Paraguay
Vemos un futuro integrado y compartido. Integrado, porque el mejor viaje quizás sea multimodal. Hoy la tecnología ya está en condiciones de darnos eso y lo que necesitamos es integrar sistemas que ya tenemos. Y compartido, porque no podemos pensar en transformación eléctrica sin articular las “apps”, la industria automotriz y la política pública asociada al desarrollo de infraestructura, porque no alcanza con poner el auto en la calle. También tiene que poder cargarse, la gente tiene que poder elegir hacerlo a un costo que pueda pagar, y tener los tipos de transporte según la necesidad.
Leonardo Ezcurra: Estamos frente a un cambio de paradigma
Gerente ejecutivo de lanzamiento de nuevos proyectos de VW
En nuestro caso, es un cambio de paradigma. Estamos teniendo la transformación más grande en la compañía en más de 80 años de historia. Estamos transformándonos de una compañía que fabrica vehículos a una que ofrezca soluciones de movilidad. Entendemos que la movilidad eléctrica ha venido para quedarse, pero tiene que tener algunas condiciones: tiene que ser amigable con el medioambiente, tiene que ser sustentable, tiene que ser desafiante en las soluciones que ofrezca y, sobre todo, accesible. Como puente hacia la electrificación, está el uso de biocombustibles.
Alejandro Repetto: La pregunta es para qué nos movemos
Cofundador y CTO de Inipop
No hablemos sobre cómo será la movilidad del futuro, sino para qué nos vamos a mover. Y después pensemos la movilidad, es decir, la herramienta que vamos a usar según nuestra demanda. Creo que la tendencia más fuerte es tratar de no moverse demasiado. La idea de las ciudades de 15 minutos, de estar cerca, de no viajar por viajar, es un cambio de paradigma, porque me parece que cada vez vamos a usar menos movilidad en transporte público y en auto, porque, por un lado, somos más conscientes de cómo eso afecta al medioambiente, y, por el otro, de cómo eso afecta a nuestro tiempo.