Desayuno: de 7 a 10.
Meet con equipo de trabajo: de 11 a 12.
Excursión por alguna bodega o la Alta Montaña: a partir de las 13.
Pendientes laborales, siempre y cuando la conectividad lo permita: de 16 a 17.
Continuar disfrutando del aire libre.
Regreso al alojamiento: a las 19.
Último repaso y balance laboral: 19.30.
Misión para el resto del día: Disfrutar del tiempo libre.
Entre tantas cosas que trajo la pandemia de Covid-19, una de ellas fue la reingeniería laboral. No en todos los rubros, no en todas las disciplinas, pero lo cierto es que después de 2020 y de los momentos de mayor confinamiento, quedó demostrado que el trabajo remoto puede ser una alternativa rentable y que optimice rendimientos.
Y de la mano de la tecnología y la conectividad, junto con esta realidad tomó un gran protagonismo la tendencia del “Workation” (del inglés “Work” -trabajo- y “Vacation” -vacaciones-). Y, como su nombre lo indica, permite a las personas combinar vacaciones con trabajo.
“Cada vez que planifico un viaje, lo primero que chequeo es que el lugar donde voy tenga WiFi. Y pregunto una y mil veces si no se corta, ya que sé que –al menos un par de horas al día- voy a necesitar conectarme a trabajar”, describe Alejandra Rodríguez, quien se dedica al marketing y ha hecho del teletrabajo un estilo de vida.
Antes de armar cualquier equipaje, Alejandra guarda su notebook y su cargador en la mochila. Puede olvidarse hasta de los lentes de sol, un abrigo o el protector solar. Pero jamás va a viajar sin su computadora.
Alexis Montivero, por su parte, es periodista y redactor SEO, y recorrió todo el país en 14 meses. Pero nunca dejó de trabajar. “El que presume que labura en la calle sin complicaciones está mintiendo. Necesitás un buen asiento para no pasarla tan mal, y un buen lugar para enchufar la computadora”, resume el periodista de 30 años.
“No es tan cierto eso idealizado de ‘me voy a trabajar a la playa’. Porque es difícil, se te llena de arena, se te rompe, necesitás un enchufe”, agrega, entre risas.
En Mendoza, en los espacios de coworking cada vez es más común encontrar personas que están de “Workation”.
“Desde la Pandemia, especialmente, la gente comenzó a buscar lugares en los cuales pudiera combinar algunas horas de trabajo con las de ocio. Para ello, Mendoza tiene la ventaja de ser una provincia con buen nivel de servicios, y al mismo tiempo, la distancia para acceder a muchos de los atractivos turísticos es bastante conveniente”, describe a su turno el presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros y Gastronómicos en Mendoza, Edmundo Day.
TRABAJO REMOTO Y SIN HORARIOS FIJOS
De acuerdo a un estudio de la consultora Randstad Workmonitor, centrada en monitoreo laboral, 43% de los trabajadores en Argentina dispone de flexibilidad para realizar teletrabajo A ello se suma que cinco de cada diez argentinos encuestados respondió que su empleador les ofrece flexibilidad en los horarios. Y estos dos factores están entre los que más priorizan los trabajadores a la hora de tomar un trabajo. Porque los vinculan directamente con la percepción de bienestar, satisfacción y felicidad.
Rubros como el de empresas vinculadas al desarrollo de software suelen generan ambientes propensos. Según destacaron desde Wakapi, por ejemplo, en Mendoza han contado con desarrolladores que han recorrido otros países mientras cumplían con sus funciones.
De acuerdo a un estudio realizado por Resume.io, y que apunta a identificar los países desde donde se conectan la mayoría de los “teletrabajadores” de la región, Argentina registró 26.000 trabajadores conectados, por debajo de los 40.000 de Brasil.
ESPACIOS DE COWORKING, LOS ALIADOS
De a poco, las plazas de alojamiento se van adaptando para estos “nómades digitales” y van ganando presencia. En Argentina, por ejemplo, la cadena Selina ya cuenta con 3 alternativas de hospedaje pensadas para “Workation” (Bariloche, Córdoba y Salta).
Estos espacios cuentan con habitaciones compartidas y la posibilidad de conocer y vincular entre sí a personas con intereses comunes por medio del networking.
“Solemos recibir coworkers que han aprovechado su estadía en Mendoza para desconectar de la rutina, sin desconectar de sus trabajos. Muchos turistas vienen a conocer el mercado, le gusta la propuesta, y reservan media jornada o algunas horas para resolver temas laborales”, destaca por su parte la gerente Comercial y de Marketing de Planta Uno, Jessica Pessotti.
“Este año recibimos a muchas personas de Chile que habían quedado varadas de este lado de la cordillera y necesitan continuar trabajando”, agrega Pessotti.
LA CONECTIVIDAD, UNA FALENCIA
A nivel espacios de coworking, la conectividad a internet es un factor que suele estar resuelto. No obstante, en la medida en que uno se va alejando del área metropolitana, la disponibilidad de conexión suele ser “una lotería”.
Esto es algo en lo que se detuvo Edmundo Day, de AEHGA, ya que muchos delos atractivos mendocinos se encuentran en la precordillera. Y es un lugar donde las condiciones para “Workation” no son muy amigables.
“Resulta fundamental hacer mejoras en la red de energía en Potrerillos, por ejemplo. En mayo, durante un fin de semana largo en el que no hubo Zonda, tormenta ni nevada, se cortó la luz durante 24 horas”, destaca el empresario hotelero.
Luego de la pandemia, muchos mendocinos se mudaron definitivamente a las villas cordilleranas de Potrerillos y, justamente, optaron por el teletrabajo. Ello llevó a un incremento en la demanda energética en la zona. “Y en cuanto la plaza tuvo un poco más de gente por turismo, el lugar colapsó”, agrega.
RECORRER EL PAÍS SIN DEJAR DE TRABAJAR
Alexis Montivero es periodista y ha trabajado presencialmente en algunas redacciones de Mendoza. Pero hace ya un tiempo probó las “mieles” del teletrabajo. Y, por ejemplo, ello le permitió recorrer todo el país en poco más de 14 meses. Siempre a dedo y sin dejar de trabajar.
Partió el 1 de enero de 2023 y el viaje llegó a su fin en marzo de este año. Y en ningún momento dejó de trabajar en lo suyo, el periodismo.
“Encaré esto con perspectiva de mochilero. Pero no quería quedar muy ‘en bolas’ con el tema de la plata, entonces empecé con un pequeño laburo de periodismo en remoto”, cuenta.
El viaje comenzó por la Patagonia y de allí fueron surgiendo los diferentes destinos. Para Montivero es siempre el estilo del viaje programado lo que condicionará las oportunidades laborales. De hecho, está planificando para este año otro viaje a Chile.
“El lugar más flashero donde tuve que laburar fue cuando llegué a Puerto Madryn, justo en la época de avistaje de ballenas. Recuerdo que me senté a trabajar en la playa con la computadora y, en un momento, levanté la vista y vi justo la cola de una salir del mar”, rememora.
Al momento de analizar contras de la tendencia a combinar vacaciones y trabajo, detalla que es fundamental tener disciplina, saber que –como sea- será necesario reservar un momento del día para trabajar, y poner eso como prioridad en los horarios..
“A eso, sumale tener que buscar lugares con buena conexión. Todo el mundo llegaba buscando desconexión y yo lo primero que pedía era la clave del WiFi”, cierra.
LÍMITES DIFUSOS
Para el psicólogo Mario Lamagrande, lo difuso de esos límites puede ser contraproducente, sobre todo cuando ya no hay un corte entre el momento del trabajo y el momento de relajo.
“Las nuevas tecnologías han tenido una cuestión intrusiva y las personas han perdido los límites”, destaca Lamagrande.
“Necesitamos entender los límites, la protección, el saber establecer diferencias, porque siempre ha existido jefes abusivos y personas que dejan que estas cosas pasen. Cuando hablamos de salud mental, tenemos que hablar de límites sociales, porque permiten establecer claridad y calidad de trabajo”, detalla el especialista.
Y enumera que la falta límites pueden derivar en el burnout o el mobbing (acoso laboral).