Sostiene que el ser argentina y haber vivido en nuestro país le da una cintura especial ante los problemas y el desafío permanente que implica la gestión cultural.
Sheila Cremaschi vivió parte de su infancia en Mendoza donde nacieron sus hermanos y tierra que recuerda con cariño, por la claridad del cielo, el poder del viento zonda, las bodegas y la pujanza de la gente.
Pero a ella la cultura y el arte le guardaban un cometido, organizar uno de los festivales más importantes de la cultura mundial; la edición española del Hay Festival, que cada setiembre se realiza en la ciudad de Segovia y recientemente fue condecorado con el premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, el más importante de la península y en el mundo del arte y la cultura.
“Súper contenta. El premio es importante para todo el grupo y para todo el que trabaja en cultura, y en gestionar cultura”, dice con un tono jovial, mezcla de los años que lleva viviendo en Madrid y de su espíritu andariego.
Antes de afincarse en España, Cremaschi montó su propio teatro en Buenos Aires. El Café Mozart, un espacio cultural que mantuvo durante diez años hasta que en 2004 le encomendaron la tarea de organizar Hay Festival España, un encuentro que se distingue por convocar a personalidades de la cultura del mundo, el debate y el análisis de las temáticas que atañen al arte, la cultura y la sociedad.
Y a diferencia de lo que muchos creen, gestionar cultura es complejo en todas partes. “En todas partes del mundo es complicado, no hay refugio. Los países anglosajones y nórdicos son más cuidadosos. Pero los que estamos en la Europa continental y América es un trabajo que se necesita coraje o inconsciencia”, reflexiona entre risas.
Después de un arduo estudio, la argentina pensó en la ciudad de Segovia como posible epicentro para el encuentro que nació en Gales y tiene su edición en Querétaro (México), Medellín y Cartagena (Colombia), Arequipa (Perú), Rijeka (Croacia) y en Abu Dhabi (Emiratos Árabes).
Pero su visión de unir la historia que distingue a la ciudad española, la convivencia ancestral de los judíos, árabes y católicos, su fácil recorrido y la posibilidad de que esa ciudad amurallada en la que vivió Isabel la Católica sea testigo del pensamiento crítico fue más que certera y hoy es uno de los festivales con mayor prestigio de la literatura y el arte.
-El tiempo te dio la razón de elegir a Segovia como la ciudad para el festival que hoy es reconocido con el premio Princesa de Asturias.
-Hace 18 años elegí tres ciudades que hablaran español, porque al ser un festival internacional que se interpreta del inglés al español, no le podíamos sumar otro idioma. Y cuando vine a hacer la investigación para ver los lugares más idóneos me centré en las dos Castillas. Y le presenté el proyecto el fundador Peter Florence le gustó más Segovia. Pero es una ciudad que sobrevivió a todas las crisis. Primero que la gente llegue al lugar, luego las crisis económicas, el Brexit y ahora la pandemia. Siempre digo que menos mal que viví en la Argentina, porque quien ha trabajado en Argentina ha generado unos anticuerpos y fortaleza muy grande. Por eso podes resistir cualquier crisis.
Al mismo tiempo que hice el festival en Segovia, lo llevé a Granada y luego en Budapest. Las ciudades las elegimos por bonitas, que sean maravillosos escenarios, porque es un punto importante. Además de escuchar a gente interesante, la ciudad es muy escenográfica.
-¿Cómo lograste que el festival mantenga como pilar la reflexión y debate?
-Lo que tratamos es de rescatar la reflexión, el pensamiento. Yo dirijo este festival desde el momento cero y lo vemos como plataformas democráticas. Y más que nunca se necesita insistir en los valores de libertad, de democracia, de pluralidad, de reflexión. Y más en estas épocas que vienen difíciles en todo el mundo.
-Desde tu experiencia en la cultural y el arte, ¿el cooperativismo es la clave en la gestión cultural?
-Creo que no se puede hacer nada más en cultura sin una colaboración entre muchos. El festival es un entretejido de gente que ayuda, porque vivimos un mundo frágil y cada vez más incierto. Sin ese entretejido es imposible, no es solamente contar con los medios económicos, si no hay que contar con el apoyo y la voluntad desde los artistas que se quieran involucrar.
Además de los debates que es lo medular, se hacen exposiciones que se relacionan con el tema del año. Por ejemplo este año el tema es celebrar la naturaleza, nuevas formas de sostenibilidad. Por ejemplo, diseñadores que ya no hacen las cuatro temporadas, que hacen moda sin tiempo y trabajan con material sostenible porque es una industria contaminante. Arquitectos que construyen creando una buena relación entre la naturaleza y el hombre. Jardineros y paisajistas que cuidan esa relación.
-¿Cómo será la próxima edición del festival?
-El festival será en setiembre y es presencial. Vamos a sentar a los asistentes a dos metros a cada uno y el escenario alejado, además de la desinfección. Y tuve que reconfirmar los invitados. Por ejemplo los invitados de Estados Unidos y la India no viajan, sino solamente los de la Europa continental.
El otro tema para debatir es la realidad de Europa, es de urgencia. Llevamos varios años pensando qué va a pasar con el continente, si va a salir fortalecido. Es otro tema que se va a tocar y las medidas que tiene que tomar en cuanto al cambio climático, la salud y demás. En Europa con esto hay una crisis económica muy fuerte. Aunque la ventaja es que la Unión Europea fomenta la ayuda económica. Porque al suspenderse el consumo, España vive mucho del turismo y no hay ingreso.
-Ese es el punto, cae el consumo de lo ya estipulado y se derrumba el sistema.
-Es complejo. En todo este panorama bastante triste tuve dudas sobre qué hacer con el festival. Pero luego me doy cuenta que la tristeza es tan grande que es una obligación ética organizar el festival, para decir aquí hay un futuro. Nos vamos a reunir en situaciones muy raras, pero hay que seguir conversando y debatiendo. Es el momento de reflexionar. Cuando empezamos a hacer este festival hace quince años, nos dimos cuenta que el público que asistía comenzamos a hacer que la gente conozca la ciudad. Por eso hicimos esos tour de artes visuales, porque la ciudad es pequeña y se recorre fácilmente.
Este año, la mayoría de los lugares que se usan para las conversaciones son jardines. Para incorporar esta idea de celebrar la naturaleza en espacios verdes.
-Un claro ejemplo de convergencia entre cultura y el turismo.
-Claro. España vive del turismo, pero creo que ese turismo de masas va a tener que desaparecer. Porque ha creado un gran daño al planeta y eso cambia con todo lo que estamos viviendo. Hemos hecho una marca.