Opinión
De bustos, momias y fantasmas
Para bien o para mal, el peronismo parece no perder -o resistirse a perder- un lugar central en la vida política argentina. Esto es cierto incluso en esta nueva época que arranca con el gobierno de Milei, en la que da la impresión de que las ideas libertarias amenazan con copar el escenario político ideológico. Mientras el peronismo se debate en una interna que da señales de resolverse más fácilmente de lo que se pensaba, y el gobierno libertario se enzarza en la batalla cultural contra el pasado populista -peronista e, incluso, radical alfonsinista-, desde su propio interior surgen intentos de apropiarse de al menos una parte de la tradición peronista.