Opinión
¿Qué queda del peronismo?
El éxito electoral del Frente de Todos fue un intento engañoso de reanimación de un cadáver político, como el del Dr. Frankenstein.
El éxito electoral del Frente de Todos fue un intento engañoso de reanimación de un cadáver político, como el del Dr. Frankenstein.
La demora en la ley de jubilación adelantada de los viñateros por el faltazo de Juntos por el Cambio impactó en el oficialismo provincial. La primera encuesta da una leve mejora de Cambia Mendoza y Suárez se pone al frente de la campaña. El peronismo cambia el eje de la campaña y habla de la “empatía”.
El presidente de la Cámara de Diputados impulsa la conformación del Frente Renovador Mendoza. La directora del BICE Fideicomisos Gabriela Lizana y el senador provincial Bartolomé Robles son los referentes del espacio. Jorge Difonso, referente histórico, toma distancia del jefe nacional.
La provincia está condicionada por una ley que la Constitución transformó en cepo. San Juan, San Luis y La Pampa reciben de la Nación más del doble de dinero por habitante. Oficialismo y oposición deberían unirse para lograr una compensación. No será fácil ni rápido, pero alguien debe dar el primer paso.
Apuntan a los votos en blanco y a los que no fueron a las PASO pero asistirán a la general. En el radicalismo reconocen que “es imposible” quedarse con cuatro diputados nacionales. Y el peronismo tiene el desafío de contener a la tropa. El FIT cree que puede sumar gracias al giro “a la derecha” del Gobierno nacional.
El “equipo de los mendocinos” ganó cinco elecciones consecutivas desde 1987. La alianza gobernante se encamina a empatar esa marca en noviembre y los líderes radicales ya piensan en la proyección nacional: el ex gobernador se imagina como un nuevo Emilio Civit y el actual, en la vicepresidencia.
Resulta extraño que el peronismo, quien tanto dice saber interpretar la idiosincrasia argentina, se haya en estas PASO alejado tanto del sentir de la gente común.
Esta derrota pone de manifiesto que el peronismo, tal como lo hemos conocido en estos treinta y ocho años, entra en receso, hasta nuevo aviso.
La crisis en la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner tuvo al país paralizado y a la dirigencia en pánico. Desde Mendoza, los referentes locales siguieron los idas y vueltas con un solo temor: perder más votos en noviembre.
El Presidente y su vice no se ponen de acuerdo sobre cómo procesar la derrota y desde el domingo la Argentina está paralizada.
El humorista afín al oficialismo, sostuvo que “hay que reestructurar todo, siempre con Alberto”.
“Me hago p... porque me llevo mal con mi mujer”, dijo el ex Midachi al intentar explicar la magra elección del domingo pasado del Frente de Todos.
Casi sin internas que definir hoy, la votación servirá a la dirigencia política para comprobar cuan alta es la decepción de la sociedad mendocina. Cambia Mendoza y el Frente de Todos cargan con la mochila de plebiscitar sus gestiones.
El probable crecimiento de una tercera fuerza pone en alerta a Cambia Mendoza y el Frente de Todos. El Partido Verde y el FIT, respectivamente, son las amenazas que quisieran neutralizar.
No hay bronca ni expectativas en la sociedad. Sólo desinterés. Los dos espacios principales que compiten expresan grandes decepciones: la actual con Fernández, la anterior con Macri. Los radicales casi no hicieron campaña para no alterar el humor social, el peronismo volcó en un spot los reclamos que escuchó.
A diferencia de las síntesis culturales, las batallas culturales son la expresión de una facción que quiere imponerse acabando con las otras.
Francisco Solano López se lanzó a la guerra sin preparación ni recursos o armamentos suficientes. Basta decir que del grado de sargento para abajo, todos estaban descalzos.
Los viejos peronistas podrían equipararse con una identidad religiosa, la fe en un credo político, sus ritos y símbolos, su ética propia.
Perón era un conductor que sabía seducir a todo el que se le acercaba. Cristina es una ideóloga que sólo seduce a quiénes se le parecen. Pero ella es la expresión del peronismo siglo XXI.
Tarifas congeladas, dólar pisado, más subsidios y jubilaciones, créditos blandos y paritarias al 45% son algunas de las herramientas oficiales. Esto se suma a un contexto de inflación más baja y la pretensión de vacunar al 90% de la población mayor de 18 años para noviembre.
Cuando una sociedad sufre entre sus bloques políticos una pugna inconciliable pero ninguna parte puede vencer a la otra, estamos ante un empate de la imposibilidad.
Se trata de dirigentes con larga trayectoria, referentes de las principales fuerzas y autoridades parlamentarias que aún no se sabe qué pasará con sus carreras.