No hay nada como la propia experiencia para poder desterrar los prejuicios injustificados. En materia de viajes, las travesías en solitario suelen despertar miedos, aprensiones o recelos en aquellas personas que todavía no las han vivenciado.
Los inexpertos en esta materia muchas veces miran con desconfianza a aquellas mujeres que se aventuran a conocer un lugar sin compañía: piensan que lo hacen porque no tienen amigos, familiares o pareja. En definitiva, porque no les queda otra opción ¡Qué equivocados están! Viajar sola puede ser una decisión, no sólo consciente sino acertada, además de recomendable.
Desde mi primer viaje en solitario repetí la experiencia en diferentes ocasiones y creo que cada persona debe permitirse la oportunidad de hacerlo al menos una vez en la vida; viajar sola no significa estar sola o sentirse sola.
A continuación, algunos tips para aquellas mujeres que quieran iniciar un viaje por cuenta propia.
1. Mejor de día
Llegar a un lugar desconocido en mitad de la noche puede no ser lo más recomendable y siempre es mejor no empezar las vacaciones con el pie izquierdo. Intentá arribar a tu destino durante el día. Será más fácil ubicarte para llegar desde el aeropuerto, estación de ómnibus o tren hasta tu alojamiento. En caso de necesitar ayuda (indicaciones, wifi, transporte, cambiar dinero a la moneda local), también te resultará más sencillo con luz solar.
2. Sentido común
Viajar sin compañía supone tomar más recaudos. Aunque parezcan consejos de madre, no caminés de noche por zonas que puedan resultar peligrosas o poco transitadas. Tené siempre a mano un mapa del lugar que visitás, una tarjeta con la dirección de tu hotel y utilizá tu sentido común y tu juicio crítico para juzgar a personas o situaciones.
3. Lo que quieras, cuando quieras
Como viajera solitaria te encontrarás tomando decisiones a cada instante y eso también incluye planear cada día a tu antojo ¿Querés visitar por horas el Louvre, perderte en el Chelsea Market, salir de tiendas por Madrid y no pisar El Prado, caminar por el DF sin rumbo, hacer un trekking en Bolivia o gastar el presupuesto de un día en un restaurante de lujo? Vos elegís, cómo, qué y cuándo. Un privilegio que no siempre nos podemos permitir ¡A disfrutarlo!
4. Luna de miel para uno
El miedo a sentirse sola puede ser para muchas un impedimento para realizar este tipo de travesías. La buena noticia es que viajar en solitario no significa estarlo o, necesariamente, aislarse.
De hecho, es mucho más fácil conocer personas cuando uno se aventura por su cuenta que estando en grupo y cualquier excusa es buena para comenzar una conversación con alguien desconocido. Rápidamente, te darás cuenta de que hay muchas personas en tu misma situación con las cuales compartir momentos de tu estadía.
Sin embargo, más allá de los eventuales cómplices que puedas conocer, viajar sola te permitirá (aunque parezca un cliché) disfrutar de tu propia compañía, conectarte con vos misma y con tus deseos y sentimientos.
5. Desconectar
es conectar
Las redes sociales pueden ser geniales para hacer partícipes a quienes están lejos de los buenos momentos que estamos viviendo. Pero no dejés que estar pendiente de tu cuenta de Facebook, tomar fotos para Instagram o usar tu Whatsapp te saquen del aquí y ahora que estás viviendo. Disfrutá el momento y no permitás que tu celular se convierta en un escudo con el exterior. Captá postales con tu retina, llevá un diario de viaje y… ya tendrás tiempo de ponerte al día a tu regreso.
6. Tener un itinerario
Cuando se viaja en solitario es una buena idea contar con un itinerario que reduzca al máximo el factor x, como suelo llamar a eventos inesperados que puedan traducirse en un mal momento.
De ser posible, sacar con antelación tickets de avión, tren u ómnibus y tener ya reservado el alojamiento. Mejor aún, si podés, asegurate con una corta navegación por internet que tu hotel u hostel se encuentre en una zona que no resulte peligrosa para caminar o moverte sola. Además, compartí con algún familiar o persona cercana tu itinerario, para que alguien más sepa dónde estás en caso de alguna emergencia.
7. Saber a dónde y cómo vas
Planear un viaje no significa únicamente decidir alojamientos, número de días reservados a cada destino o medios de transporte. Algunos lugares requieren que sepamos de antemano sus costumbres. Por ejemplo, en determinados países de Oriente existen códigos de vestimenta para las mujeres y no cumplirlos puede resultar no sólo ofensivo para los locales sino también dar mensajes equivocados.
Esto no significa que tengas que llevar burka, pero sí evitar escotes, shorts o minifaldas muy cortas o vestir de forma acorde si pensás visitar templos o lugares considerados sagrados.
Otros sitios exigen que nos interioricemos con su situación sanitaria, a saber: qué vacunas se necesitan o son recomendables al momento de ingresar a determinados países o regiones. Y es que, en cuestión de viajes, como dice el refrán popular: mejor prevenir, que curar.
8. Invitate a comer
Comer en solitario puede llegar a espantar a los novatos en el arte de viajar por cuenta propia. Tal vez a causa de que una mujer sola en un restaurante es una postal que ha tenido muy mala prensa. Pero no te dejés engañar.
Compartir una comida con vos misma puede resultar no sólo la cita perfecta, sino la mejor compañía, además de la manera de disfrutar al máximo los sabores de cada plato. A fin de cuentas, viajar también se trata de dejar los miedos y los prejuicios de lado.
9. Objetos de valor, a salvo
Llevar un portavalores con documentación y dinero; tener una copia de tu pasaporte; contar con los números de teléfono a los que llamar en caso de extravío o robo de tu tarjeta de crédito; no poner todo el dinero en un mismo sitio; no perder de vista tu cartera; consejos que pueden sonar a obviedades pero no siempre lo son. Mejor tenerlos en cuenta antes de partir y a lo largo de la travesía.
10. Menos es más
Viajar sola significa que sólo contarás con vos misma para algunas cosas y eso también implica cargar tu equipaje. A ese hecho sumale un itinerario de varias ciudades y rápidamente te darás cuenta de que menos es más. Decantate por una mochila o valija con rueditas y un bolso de mano que puedas cruzarte, es decir, piezas que te permitan moverte con facilidad.