Hoy se cumplen 17 años de los ataques del 11 de septiembre, el peor episodio terrorista en la historia de Estados Unidos, pero las teorías conspirativas siguen vigentes
Muchos hablan de autoatentado del entonces presidente George Bush para librar una guerra en Medio Oriente, acuciado por la industria de las armas y el petróleo. Se sustentan en que a esa hora, en las torres, solo había personal trabajador de bajo rango y de limpíeza, en su mayoría inmigrantes.
“El verdadero autor del 11-S fue el gobierno de George W. Bush", sostiene David Ray Griffin, un docente universitario que ha dedicado 15 años y más de 10 libros para defender esta polémica teoría.
La intención de Bush, afirma, era legitimar su intervención militar posterior en zonas con grandes reservadas de petróleo como Iraq y Afganistán.
Un informe del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos concluyó que los aviones que chocaron contra las torres dañaron las columnas de soporte de los edificios, lo que causó el derrumbe muy controlado, con incendios de corta duración y sin dañar el entorno.
Según un capítulo de la conocida serie documental "The Conspiracy Files" de BBC, que reúne relatos de testigos y expertos que ponen en duda la veracidad de los informes del gobierno, los 47 pilares internos hacían imposible el derrumbe inmediato y total provocado por un impacto aéreo.
La investigación oficial refiere que “no se halló evidencias” de explosivos y explica que las explosiones controladas no se dan de arriba abajo como en las Torres Gemelas.
Por su parte, los teóricos de la conspiración sostienen que estas edificaciones se destruyeron como consecuencia de una demolición controlada, como habría ocurrido con el edificio 7, el cual no sufrió ningún tipo de impacto pero se derrumbó siete horas después que las torres.
El informe gubernamental indica que el desplome de la torre 7 "fue consecuencia de los incendios”, pero los detractores indican que no es posible que un edificio de acero se haya derrumbado como consecuencia de las grandes temperaturas.
Tras los ataques, algunas voces preguntaban cómo un avión como un Boeing 757 pudo chocar contra un edificio prácticamente invulnerable como el Pentágono sin dejar rastros. Entonces, la explicación que dieron algunos teóricos fue que no fue un avión comercial el que chocó contra el edificio del Pentágono, sino un misil o una pequeña aeronave.