Trabajar en vacaciones: el riesgo de no poder “desenchufar” nunca

Tiene que existir un espacio y un tiempo en el año para descansar, salirse de la rutina laboral y pasar tiempo con la familia. Pero la tecnología, la adicción al trabajo y hasta el sentirse omnipotente pueden llegar a alterar las vacaciones. Y a nosotros

Trabajar en vacaciones: el riesgo de no poder “desenchufar” nunca

Omnipresente. Así es la tecnología que hoy hace que el señor de la sombrilla de al lado esté de “vacaciones” pero a la vez coordinando reuniones, trabajos y proyectos con el otro lado del mundo.

Casi como por arte de magia y en un dos por tres instala su oficina en la playa y a un sólo click...Un reflejo en el que muchos pueden sentirse identificados.

¿Dónde quedó el clásico descanso en la costa jugando al tejo, un picadito, mateando o simplemente descansando de manera irreverente frente al sol, las olas y el viento?

Parece que enterrado entre las obligaciones de una era diferente, y el desfasaje que sufren muchas personas, que las hace (por variadas razones) que jamás se desenchufen de manera equilibrada, respecto a sus obligaciones laborales. ¿Pero por dónde viene este necesidad?

Según argumenta la psicóloga laboral Viviana Imperiale “en esto hay que comprender que por un lado el trabajo es una fuente de autoestima muy grande para el ser humano, en donde puede ser útil para sí mismo y para la sociedad.

Cuando se hace por razones equivocadas y se pierde el equilibrio con otras áreas, vinculadas a la socialización y satisfacción es cuando hay que prestar atención a las señales de alarma”.

-¿Cómo comienzan estos síntomas?

- Si la persona toma vacaciones para descansar y disfrutar con los seres queridos, pero no lo logra, y está conectado todo el tiempo a la responsabilidad de su trabajo y de dar respuesta a cada inquietud que nazca desde allí, aparece algo que comienza a fallar.

Entonces se pierde el equilibrio necesario para el descanso mental. Ahí se tiene que ver qué le pasa a ese sujeto, y su vínculo tan particular con el trabajo, entendiéndose éste último como un objeto con el cual nos vinculamos cada uno a su manera. Algunos lo hacen en la justa medida, mientras que otros se vinculan en exceso, y otros tantos no se comprometen con ninguna actividad laboral.

-¿Cuáles son las razones del exceso?

-En general aquellos que viven aún en vacaciones con el exceso de responsabilidad hacia el trabajo tienen razones que pueden responder a motivos varios: desde los vinculados a una disconformidad con la propia vida, y un vacío existencial hasta la presencia de un conflicto determinado que el sujeto no puede enfrentar.

Entonces el trabajo es una excusa, un refugio o una herramienta para evadirse. Algo en lo que puede canalizar todas sus energías en donde no enfrenta las áreas conflictivas que lo acechan. Algo que a la larga le pasa factura  a nivel de salud, y genera algo negativo a partir de esta evasión.

- ¿Qué tipo de trastorno puede aparecer?

- Cuando hay un desfasaje desmedido hacia lo laboral es allí en donde encontramos patologías como el “burnout” (quemado, fundido). Se trata de un tipo de estrés laboral, un estado de agotamiento físico, emocional o mental. Un desgaste devenido de un estrés crónico.

- ¿A qué responde que le suceda a algunos y a otros no?

- Cada sujeto responde a una crisis determinada que genera que se vincule de “X” manera con el trabajo.

Hay personas que además de “quemarse” en el área de trabajo son funcionales a algunas empresas o instituciones dispuestas a usarlos hasta que sean desechables por su propio estado.

Es decir que no les importa perder a empleados valiosos, cuando el propio trastorno los haga declinar.

- ¿Cómo equilibrar con aquellas que sí contemplen a sus empleados?

- Hay que tratar de ver cómo generar un acuerdo entre el sujeto y la organización para tener un límite. Es verdad que existen muchas personas que por su puesto y jerarquía no pueden derivar sus obligaciones a otra persona o área.

Sin embargo, hay muchas que por miedo o inseguridad, no delegan en otros sujetos, y terminan por no desenchufarse nunca, aún en plenas vacaciones.

- En esta era de híper conexión, ¿es posible el desenchufe absoluto?

- El desenchufe absoluto no existe pero sí se puede lograr un equilibrio... Es decir, si por ejemplo me tengo que conectar por trabajo en mis vacaciones, tengo que discernir  lo urgente de lo necesario de manera gradual.

Si se puede discriminar eso, uno puede conectarse un ratito con la responsabilidad, sin que por ello se le vaya la vida trabajando. La omnipotencia de creer que uno es imprescindible, también es un factor que confabula para lograr el balance.

Estar todo el tiempo conectado es algo que genera un desgaste.

- ¿Qué claves brindarías para aquellos que estén ligados al exceso en el plano laboral?

- Se trata de un trabajo interno de cada quien. La persona debe ser honesta consigo misma y preguntarse cuáles son los miedos, planes y proyectos a corto o largo o plazo que tiene, el grado de compromiso con el trabajo y las ventajas de comprometer tanto de sí (hablamos del exceso) con ese trabajo. Es decir, si vale tanto el esfuerzo de que reduzca áreas de placer, vacaciones y tiempo libre...

El sujeto debe ser honesto y preguntarse qué gana con lo que hace, más allá de lo económico, para cuidarse y no llegar a extremos. Eso no implica no ser responsable con su trabajo, sino no ser extremo.

Hay que ver dónde se quiere estar y cómo se desea vivir.  y analizar si se tiene al trabajo como una evasión para evitar conflictos familiares, y el no hacerse cargo. Todo esto implica una charla interna muy profunda, y hay que estar dispuesto  a llevarla a cabo.

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