Para los mendocinos es una postal más que conocida, para los turistas es una opción muy elegida debido al hermoso entorno natural que tiene a su alrededor. Enclavado en medio de la montaña mendocina, el Gran Hotel de Villavicencio, es un ícono que aparece en las etiquetas del agua mineral que lleva su nombre.
Su construcción data de 1940 y ostenta un estilo arquitectónico normando. El complejo contaba con 30 habitaciones, jardines, glorietas, piscina, cancha de tenis, y una capilla neocolonial donada por una asidua visitante y —proyectada por Daniel Ramos Correas— los cuales forman parte de su entorno, inmersos en un ámbito natural característico.
Su fachada es una imagen icónica tanto en la provincia de Mendoza como en todo el país, ya que está estampada en las etiquetas de una de las marcas de agua mineral más famosa de Argentina.
Historia y mitos del hotel Villavicencio
El viejo hotel fue de la mano con diferentes épocas de crisis del país. Fue concluido durante los últimos tiempos dorados de la Argentina, pero fue recibiendo los distintos golpes que achicaron la economía del país desde entonces, hasta tener que cerrar en 1978. Cuando el grupo francés Danone compró la marca de agua mineral, la espléndida mansión y sus inmensos terrenos formaron parte del paquete. Desde entonces, lo vienen poniendo en valor, primero con la creación de una reserva natural y luego con varias obras.
Hoy el hotel es Monumento Histórico Cultural y Patrimonio Histórico de la Nación.
Una reserva en un paraje paradisíaco
Recordando la historia de este lugar, en el año 1923, el ganadero y miembro de la Sociedad Rural Argentina, Ángel Velaz adquiere estas tierras para dar iniciativa al emprendimiento de las Termas de Villavicencio.
Se sabe que durante su gestión se construyó una planta de fraccionamiento y embotellado de agua mineral y un caño de agua que iba desde las vertientes manantiales hasta la ciudad de Mendoza. Desde este lugar el agua era distribuida en botellas de vidrio hacia diferentes puntos del país.
Posteriormente, en 1934 un gran aluvión afecta al hotel de Cacheuta e inhabilita el Tren Trasandino, el cual permaneció cerrado por 10 años y se vio afectado el trazado de la ruta entre Mendoza y Uspallata. Al paralizarse el transporte al vecino país, fue reactivada la Ruta 7 que en aquel entonces su traza pasaba por Villavicencio.
Para facilitar el acceso a Punta de Vacas, fueron construidos los Caracoles de Villavicencio, camino que cuenta con 365 curvas y pertenece a la actual ruta provincial n°52. Aprovechando esta situación, Vázquez decide impulsar nuevamente a Villavicencio y construir un nuevo hotel, de grandes dimensiones y lujos, destino a las altas clases sociales.
En 1943, Ángel Velaz falleció en el hotel y sus sobrinos se hicieron cargo del emprendimiento. En 1979 el empresario Héctor Greco compra el hotel y la planta embotelladora de agua. La idea del Grupo Greco era hacer una gran inversión y ampliar el hotel llevándolo a 150 habitaciones. Pero la alta demanda de agua y electricidad hicieron que se descarten estos planes.
En 1980, el Grupo Greco se declara en quiebra, y sus empresas junto al hotel quedan a la deriva. En 1992, la provincia de Mendoza decide intervenir el hotel. Luego el Grupo Cartellone compra la empresa y se hace cargo de los emprendimientos, construyen una planta fraccionadora de agua en la localidad de Canota e intenta reactivar al hotel, pero estos proyectos tampoco prosperan.
En el año 2000 se formaliza la compra de Termas de Villavicencio por parte del grupo de capital francés Aguas Danone de Argentina y se crea la Reserva Natural Villavicencio.
Cómo llegar
La Reserva Natural Villavicencio está en el kilómetro 50 de la RP 52. Aunque también se pueden contratar paquetes especiales con traslados incluidos desde la ciudad de Mendoza.