Se miran, se acercan lentamente, sus cabezas se inclinan, cierran los ojos y se dejan llevar... Los labios se funden, se mezclan y el corazón se acelera. El beso, la muestra de cariño más íntima de una pareja, genera una gran plenitud. Un momento que parecía ser sólo de dos y que, ahora se sabe, está lleno de espectadores. Para ser exactos 80 millones.
Esta es la cantidad de gérmenes que se intercambian cuando los labios se funden durante 10 segundos. En esa pequeña fracción de tiempo la boca del otro se llena de una gran variedad de bacterias.
La investigación fue desarrollada en Holanda luego de analizar la saliva de 21 parejas antes y después de fundirse en un beso de 10 segundos. Los resultados demostraron que en las partes besadas la cantidad y variedad de bacterias se triplicó. Pero tranquilos, las parejas que se besan al menos 9 veces por día comparten el mismo tipo de bacterias, o unas muy parecidas.
Para la tranquilidad de los besadores hay otro dato. El 95 por ciento de estos gérmenes no son peligrosos para la salud. Dicen incluso que ayudan a que el sistema inmunológico sea más fuerte.
Lo ideal, según los expertos, es mantener una buena higiene bucal. Y nunca dejar de besarse.