El rally Dakar se vio enlutado una vez más. Ayer, cuando la carrera regresaba a Argentina desde Bolivia, una persona perdió la vida tras ser embestida por un competidor a pocos kilómetros de iniciada la etapa en Uyuni.
Un hombre de 63 años, del que no trascendió aún el nombre, murió tras ser golpeado por el auto 409 que conducía el francés Lionel Baud, cuando disputaba la especial de la séptima etapa con destino hacia Salta.
Desde que la prueba llegó a Sudamérica en 2.009, todas las ediciones tuvieron al menos un deceso. Un dato sin lugar a dudas estremecedor y que reabre una vez más la polémica sobre el valor de la vida.
“Un accidente se produjo en el kilómetro 82 de la especial del día en territorio boliviano donde el competidor del auto N.409, Lionel Baud, golpeó a un hombre de 63 años que se encontraba aislado sobre la pista”, señaló el comunicado oficial.
Más adelante, el mismo y escueto informe, agrega: “Por desgracia, el servicio médico de la organización solo pudo constatar la muerte de la persona accidentada”.
“Las autoridades de Bolivia acudieron al lugar con un helicóptero de la organización a fin de determinar las circunstancias del accidente”, finalizó el comunicado que ASO dio a conocer de sólo 5 líneas.
El Dakar es una carrera en donde la muerte ronda a diario desde su creación allá por 1.979. De aquellos primeros día a hoy la lista de fallecidos ascendió a 64, entre pilotos y espectadores, entre otros.
Esta edición, la 38ª, no arrancó bien. El primer día de acción, con el prólogo en Arrecifes, se vio marcada por el grave accidente que protagonizó el Mini tripulado por la china Guo Meiling, que se despistó y dejó un saldo de diez heridos, tres de ellos de gravedad.
La última muerte por estas tierras fue el año pasado, cuando el piloto polaco de motos Michal Hernik perdió la vida mientras disputaba la tercera etapa entre San Juan y Chilecito (La Rioja), en un día que la temperatura fue atroz.
La de ayer elevó a 64 el número de muertes en torno a la competencia más exigente del mundo. Entre pilotos y navegantes fueron 23 y el resto involucró a espectadores, periodistas, entre otros.