Huracán (SR) tenía todo para celebrar un nuevo triunfo, pero Tello, llegado desde el banco de suplentes, con un golazo, permitió a La Libertad un desahogo que mereció a partir de los errores que cometió la última línea sanrafaelina.
Dos estocadas de Ferreyra, en el inicio y el final del primer capítulo dejaron sensación de injusticia entre los presentes por el rendimiento que había exhibido La Libertad. Los de Rivadavia se repusieron del golpe que significó recibir un gol a los 27 segundos, empató el juego y le generó un sinfin de dudas a quien hoy manda en la tabla de posiciones.
El primer cachetazo del encuentro llegó desde un cabezazo de Ferreyra a un centro de Hernández desde la izquierda. Ese comienzo fue lo mejor que exhibió el once de Busciglio. Fueron minutos de zozobra para los esteños, quienes se apoyaron en su arquero para sostenerse en partido. Sin embargo, poco duró ese dominio del local y la visita empardó el juego y el resultado desde el coraje para jugar de igual a igual.
Había sorpresa en San Rafael y mucho tenía que ver con ese atrevimiento de los dirigidos por Abba, quienes tuvieron varias chances. Sin embargo, Ferreyra, enorme no solo desde su tamaño sino también desde su jerarquía, aprovechó el mano a mano con el portero visitante para reescribir el rumbo del partido.
La decisión de jugar siempre sin mirar la tabla de posiciones, por parte de La Libertad, se sostuvo aún bajo otro nuevo golpe de parte de los sanrafaelinos. Hernández definió con mucha jerarquía por encima de Villegas y parecía partido liquidado. Sin embargo, la decisión de cuidar el arco propio antes que pensar en el de enfrente, le mandó señales a los visitantes que había dudas que aprovechar.
Campos descontó y desató el cúmulo de nervios que los de Busciglio intentaban ocultar con poco de fútbol y mucha lucha. Y como una película donde uno puede predecir el final aún sin haber visto demasiado, el local se quedó masticando bronca en la última jugada del partido. Tello le dio con alma y vida tras un centro y un rebote para desatar el delirio y premiar al que siempre siguió buscando, aún en la derrota. Del otro lado, los lamentos expusieron una tarde de muchos errores y un resultado que dejó más dudas que certezas.