El molino de viento que la familia Forclaz construyó entre 1888 y 1890, a 4 kilómetros de la ciudad de Colón, Entre Ríos, es el escenario de una experiencia turística innovadora en la que los visitantes se internan en un viaje imaginario al siglo XIX, de la mano de un grupo de vecinos que desde 2010, realizan acciones de teatralización que hacen que el pasado cobre vida.
Declarado Monumento Histórico Nacional desde el año 1985, el Museo Provincial Molino Forclaz promueve de esta manera la interacción entre los visitantes y la exposición museológica con una propuesta que vincula al turista con los pobladores locales, parte importante de la esencia del turismo como simbiosis de culturas.
Desde el año 2010 un grupo de vecinos de las localidades Colón y San José se conformaron como grupo artístico para ser parte integrante de las visitas guiadas teatralizadas que se suceden en el Molino Forclaz, Monumento Histórico Nacional y Patrimonio Arquitectónico e Histórico de la provincia de Entre Ríos, cuya declaración data desde el año 2003.
En 1859 se instaló en la Colonia San José el suizo Juan Bautista Forclaz, integrante de una familia de molineros de oficio, que con sus hermanos trabajaron primero con un molino de malacate -movido por mulas- y en 1887 iniciaron la construcción del molino de viento, de reminiscencias holandesas.
Ubicado al este de la casa del entonces administrador de la Colonia San José, Alejo Peyret, el molino fue terminado en 1890 cuando se armaron las maquinarias interiores, pero como su rendimiento fue menor al esperado, por estar situado en una región de escasos vientos, lo reemplazaron para las tareas agrícolas para las cuales se volvió a utilizar el antiguo sistema de molienda a malacate.
Las construcciones realizadas por la familia Forclaz conforman un conjunto arquitectónico representativo de lo que eran las chacras de inmigrantes de la Colonia San José: la vivienda, los galpones para depósito de herramientas de labranza y demás enseres, el molino de viento, el molino de malacate y el aljibe.
Entre estas construcciones, agrupadas en la zona más alta del predio, se destaca el molino de viento, único de su tipo en Entre Ríos, con cimientos y basamento circular de piedra mora de 7,80 metros de diámetro, construido entre 1888 y 1890 por Juan Forclaz
A partir de los tres metros se eleva un cono de ladrillos que alcanza una altura total de 12 metros, con una cúpula giratoria de chapa de zinc como cubierta y cuatro aspas de seis metros de largo, mientras que el interior, con tres entrepisos de madera, conserva parte de la maquinaria original.
En tanto, la casona de dos pisos donde se encuentra el museo tiene cimientos de piedra mora, pared de ladrillos de adobe con revoque a la cal, pisos de pinotea y techo de tejas, y supo cobijar a la numerosa familia Forclaz, inmigrantes suizos que llegaron a esta zona. Las visitas teatralizadas transportan al turista y al visitante al Siglo XIX, permitiendo observar los quehaceres cotidianos de la familia Forclaz -los actores ataviados a la usanza- en la cocina a leña, amasando el pan, tejiendo y haciendo uso de la rueca, mientras se recorren las diferentes salas de exposición, los depósitos, cuarto de herramientas y dormitorios. Las visitas se realizan los fines de semana largos y vacaciones de invierno y verano, con la opción de los recorridos nocturnas, donde el predio es íntegramente iluminado por candelabros, velas y faroles a querosene.