Al hincha poco le habrán importado ayer las formas. La Lepra no tuvo un buen primer tiempo y sin embargo se fue al descanso 2-0 arriba en el marcador. En el complemento liquidó la historia con mucha firmeza defensivo y dejó una mejor imagen que en su anterior presentación como local ante Ferro. Este 4-1 ante Nueva Chicago dejó la sensación de que en en casa, Independiente Rivadavia se hace imbatible.
Esos goles que despertaron de su letargo al hincha azul llegaron en momentos claves para el juego y fueron el premio a la virtud que mejor supo exponer el local: la eficacia para resolver las pocas chances generadas. Esta vez, el conjunto de Theiler no tuvo juego ni desequilibrio y por eso cotizó en oro ese balón que Klusener le bajó a González para abrir el marcador. Nueva Chicago tampoco tuvo demasiada profundidad y apostó a lanzamientos cruzados en la búsqueda de romper el orden defensivo del local. Sin embargo, el Torito jugaba lejos de su arco y nada hacía preveer que el capítulo inicial terminara de la forma en que lo hizo. Casi no se contaron acciones de peligro sobre las vallas. La visita apuró con un tiro libre de Baima que picó y obligó a Aracena a enviarla al córner.
Poco cambió en el juego tras la apertura del marcador, aunque la visita entró en un vorágine donde perdió precisión y comenzó a dejar algunos espacios en defensa (sobre todo sobre el sector izquierdo del ataque local). Y cuando se moría la etapa, en la acción colectiva más clara del Azul, llegó el segundo gol. Demasiado premio frente al poco juego exhibido.
La desventaja desató los nervios en la visita y la decisión de ir a buscar el descuento expuso sus peores defectos. Marcioni aprovechó otra mala salida visitante y definió cruzado ante la salida de Silva. Parecía historia sentenciada, pero llegó el descuento de Martínez y los fantasmas del duelo ante Ferro sobrevolando el Gargantini. Sin embargo, apareció Palacio para traer calma con un remate cruzado y el Parque fue una fiesta azul.
Aunque en el debe queda la falta de juego y control del balón, en la intimidad leprosa celebraron el buen rendimiento defensivo, que en sus tres anteriores encuentros, había recibido siete goles.
La figura
Santiago úbeda (CSIR). El volante central volvió a ser clave en el quite y la distribución. Es el termómetro del equipo.
Homenaje al gran Trinche
En el entretiempo, el presidente de la entidad, Ignacio Berrios, hizo entrega de una camiseta con el número "9" en la espalda a Tomás Felipe Carlovich, el Trinche, en reconocimiento a su paso por la institución.
El rosarino dejó un recuerdo imborrable en la provincia y es considerado uno de los más grandes jugadores que pisaron el Bautista Gargantini.
"En Mendoza soy el tipo más feliz del mundo", dijo hace unos días el rosarino, quien caminó por el campo de juego saludando a los cuatro costados del estadio. La ovación fue absoluta y hubo quienes le pidieron a la dirigencia que el Trinche asuma como manager.