El movimiento nacional peronista fue introducido por su líder en 1946 cuando las ideas en las que se basaba -el nacionalismo y el fascismo- comenzaban ya su extinción en Europa luego de finalizada la segunda guerra mundial. El dominio del líder sobre las masas, el poder de las corporaciones sindicales y patronales, la preeminencia de lo colectivo sobre el individuo, el aislamiento comercial y la idolatría de un Estado desmesurado son las características principales de esas doctrinas. Los males más nocivos de nuestra economía, es decir, la emisión monetaria y la inflación comenzaron durante el primer gobierno peronista en el marco de ese contexto político e ideológico, conduciéndonos desde entonces, por las mismas causas y bajo distintos gobiernos, a una continua decadencia cuyo resultado ha sido el retraso económico, social e institucional del país.
Pero los argentinos no aprendemos la lección ni reconocemos los desaciertos. El peronismo como ideología, a pesar del paso del tiempo, sigue tan vigente en sus criterios esenciales como lo era en su nacimiento y su influencia en la comunidad continúa siendo la misma, además de haber extendido sus principios a otros sectores políticos no peronistas.
Lamentablemente, es una pesada deuda de la sociedad que nos toca a todos compartir por no haber logrado, hasta ahora, superar a esta corriente ideológica infructuosa y fracasada, tal como ocurrió en otros países que pudieron hacerlo y emprendieron, de ese modo, el camino del progreso y la prosperidad.
Leo Lardone - DNI 8.030.088