La situación para la lucha del descenso estaba clara: Nueva Chicago debía ganar su partido frente a Quilmes y luego esperar que sus rivales directos en esa puja, Temperley y Huracán, no sumaran puntos en sus partidos.
A su vez, Argentinos y Belgrano, los contrincantes del Gasolero y el Globo, precisaban un punto para lograr sus objetivos de Liguilla. Eso generó que la tarde de la lucha por el descenso sea un tanto predecible y sin demasiado espacio para las sorpresas.
Si bien el Torito hizo su tarea, en el Sur y Parque Patricios se vivieron sendos empates que se dieron bastante lejos de los arcos. Lo más contundente desde lo estadístico se vio en el Alfredo Beranger, sitio en el que el cero fue el amplio protagonista.
Apenas existieron tres remates al arco del equipo local y todos lejos de los tres palos; la visita, que consiguió el boleto a la Liguilla Pre Sudamericana con el punto, ni siquiera intentó inquietar a Federico Crivelli. “No pateamos ni nos patearon, el empate nos servía a ambos”, lo resumió el DT visitante, Néstor Gorosito, una vez finalizados el encuentro.
Por su parte, la tarde en el Tomás Adolfo Ducó cambió su semblante en ocasiones aisladas y atípicas. Tras un intento de Emiliano Rigoni, el compromiso entró en una meseta que se sacudió solamente en dos ocasiones: en el tanto de Zelarayán y en el gol en contra del ‘Chiqui’ Pérez.
Finalmente, cerraron sus números con tres remates al arco por parte de la visita y apenas uno del local, que fue el del gol. Ni siquiera hubo fueras de juego y con un tiempo neto de de juego de poco más de 45’.
Mientras que en Mataderos, Nueva Chicago se fue como un grande. Le ganó 2-1 a Quilmes y su gente lo despidió a puros aplausos. El equipo de Matederos volverá a jugar en la Primera B Nacional, mientras que el Cervecero, de la mano de Facundo Sava -asumió como DT cuando Quilmes estaba seriamente comprometido con el descenso- finalizó una gran campaña pese a la derrota y se verá las caras con Olimpo en la Liguilla Pre Sudamericana.
