Valles argentinos

Lugares de refugio y de riqueza, sitios para explorar y guarecer las tradiciones, misterios y culturas de sus regiones.

Valles argentinos

La palabra “valle” evoca en el imaginario colectivo un lugar resguardado y paradisíaco. Un refugio entre las montañas, un oasis en la aridez, un río que tajea el desierto.

Cualquiera sea la imagen que uno elija, en la Argentina hay un sinnúmero de valles custodiados por cumbres nevadas o encajonados en el lecho silencioso de los ríos. Cada elemento es una muestra de identidad regional: pinturas rupestres, manzanas, huellas de dinosaurios, casitas de adobe, capillas de ladrillo a la vista, una antigua ciudadela de piedra.

Sobre estas geografías se tejieron historias de resistencias heroicas, de esforzados pioneros, de pueblos desplazados de sus tierras.

Son historias que continúan en el oficio con el que moldean sus cerámicas los artesanos de Traslasierra, en los ingredientes secretos de la torta galesa, o en la voluntad del paleontólogo que se obstina en descubrir los secretos enterrados en la arena. Pero hay más, mucho más para contar de estos sitios resguardados por las montañas.

Valle de Traslasierra (Córdoba)

Al pie de las Sierras Grandes, el Valle de Traslasierra está sembrado de pueblos apacibles, ríos cristalinos, hierbas aromáticas y un clima que promete 300 días de sol al año. El rey del Valle es el cerro Champaquí que, con 2.790 metros de altura, es el más alto de la provincia.

Se llega al valle por el Camino de las Altas Cumbres, donde los cóndores son una presencia habitual.

Mina Clavero es la principal ciudad, punto de partida para explorar sus balnearios y el Camino de los Artesanos, una ruta de 18 kilómetros donde una docena de familias abren sus talleres de tejidos y cerámica negra a los visitantes. Al sur de Mina Clavero, se suceden encantadoras localidades como Nono, Las Rosas, Los Hornillos, San Javier, Yacanto, La Población y La Paz.

En las proximidades de Nono, es indispensable detenerse en el Museo Polifacético Rocsen, que exhibe más de 17.000 piezas en una colección sorprendente que reproduce desde un rancho de adobe hasta antiguas momias, fósiles y esqueletos de animales.

Hacia el norte de Mina Clavero, la Ruta Provincial 15 se interna por un espectacular paisaje salpicado de volcanes inactivos, sierras y palmeras caranday. El camino continúa entre las Sierras de Pocho, y también aparecen algunos pueblitos con arroyos y rebaños de cabras.

En el poblado de Las Palmas es indispensable detenerse para conocer la pequeña capilla de adobe dedicada a la Virgen del Rosario, cuyas paredes fueron levantadas hace más de trescientos años.

Más información: www.turismotraslasierra.com.ar; www.cordobaturismo.gov.ar

Alto Valle (Río Negro y Neuquén)

El Alto Valle del Río Negro y Neuquén se extiende a lo largo de 120 kilómetros junto a la ruta 22, como si fuera un gigantesco oasis en medio de la estepa. Desde lo alto de la meseta patagónica, el valle surge como un edén de álamos y árboles frutales. Esta región es la principal productora de manzanas y peras del país, que se exportan a distintos lugares del mundo.

A través de visitas guiadas, se puede acceder a las áreas de cultivo con sus árboles cargados de frutas, en época de cosecha, además de probar y adquirir los productos. En la región también se producen vinos y frutas de carozo como duraznos y ciruelas.

El valle está surcado por una amplia y compleja red de canales de riego. Desde General Roca se pueden emprender paseos en sulky o a caballo por los caminos rurales, guiados por los descendientes de los pioneros de la región.

En las proximidades de General Roca, el balneario conocido como Isla 32 permite disfrutar de las costas del río Negro, donde se pueden tomar baños, caminar por senderos rodeados de álamos y sauces, o practicar deportes.

Entre fines de febrero y principios de marzo se celebra en la región la tradicional Fiesta de la Manzana, con sede en la ciudad de General Roca.

Más información: www.rionegrotur.gob.ar; www.neuquentur.gob.ar

Valle Inferior del Río Chubut (Chubut)

En 1865, los galeses llegaron a la Patagonia a bordo del buque Mimosa, en busca de tierras donde pudieran practicar su religión, hablar su idioma y elegir sus autoridades lejos de los ingleses.

No imaginaron que se encontrarían con un paisaje árido y pedregoso sometido a temperaturas extremas pero, gracias a su tenacidad, lograron sacar frutos de la estepa patagónica y convivir pacíficamente con los tehuelches que poblaban la zona.

En el Valle del Río Chubut se destacan las colonias galesas de Trelew, Gaiman y Dolavon, rodeadas de chacras y arboledas.

Los galeses atravesaron el valle desde la costa hasta la Cordillera de los Andes, donde también fundaron la colonia de Trevelin, próxima a la localidad de Esquel. Todas forman parte de la Ruta de los Galeses.

En Trelew -“pueblo de Lewis” en el idioma de los colonos- se puede visitar el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), uno de los más completos del continente, donde se exhiben réplicas de dinosaurios en tamaño natural.

Hacia el interior del valle, el bello pueblo de Gaiman es famoso por sus capillas y casas de té. La experiencia del té galés incluye una degustación de scones, tostadas, dulces caseros y una gran variedad de tortas.

A pesar de su aspecto, la tradicional torta galesa no está hecha de chocolate sino de azúcar morena, pasas y frutas maceradas en cognac.

Más información: www.chubutpatagonia.gob.ar 

Valle del Río Pinturas (Santa Cruz)

Al norte de Santa Cruz, en la soledad de la estepa patagónica, el Valle del Río Pinturas esconde uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de América del Sur: la impactante Cueva de las Manos.

Los paredones rojizos del cañadón, el camino que los atraviesa como una herida, y la pradera que se adivina abajo, forman el marco perfecto para este tesoro arqueológico. Al encanto del paisaje se agregan estas pinturas que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Luego de una breve caminata por el cañadón, se llega por una pasarela hasta el alero donde se superponen cientos de negativos de manos de distintos colores. Esta maravilla del arte rupestre fue grabada en la piedra por los pueblos originarios de la región en tres etapas que van entre los 9.500 y los 1.500 años de antigüedad.

Las imágenes muestran escenas de caza, figuras geométricas y manos superpuestas. Las manos fueron realizadas a través de antiguas técnicas de aerografía, donde los colores se sopleteaban sobre la roca a través de huesos de animales o de otros elementos.
En este rincón de Santa Cruz, el viento, el sol y la aridez alcanzan una armonía perfecta entre la naturaleza y la mano del hombre.

Más información: www.santacruz.gov.ar 

Valle de los Dinosaurios (Neuquén)

Difícil imaginar que cien millones de años atrás, allí donde ahora la tierra es colorada y seca, se extendió una gran selva surcada por ríos y lagunas, donde los dinosaurios paseaban a sus anchas.

El Valle de los Dinosaurios, de eso estamos hablando, está situado junto a la represa de El Chocón, a 80 kilómetros de la capital neuquina. Éste es, justamente, el lugar donde el paleontólogo Rubén Carolini encontró el famoso Gigantosaurus Carolinii, el dinosaurio carnívoro más grande hallado hasta su descubrimiento. Hoy la zona está poblada de fósiles, árboles petrificados y huellas de sus antiguos habitantes.

La Villa El Chocón está enmarcada por el extraordinario contraste entre las sierras coloradas y las aguas azules del embalse Ezequiel Ramos Mejía. El pueblo es el lugar ideal para disfrutar del paisaje patagónico, practicar deportes náuticos, y visitar el Museo Municipal Paleontológico “Ernesto Bachmann”.

En el museo se exhibe, sobre una plataforma de arena, el esqueleto original del Gigantosaurus Carolinii. A continuación se puede ver una colosal réplica completa en tamaño natural. Se calcula que debió pesar ocho toneladas y alcanzar un largo total de trece metros.

En la parte exterior del museo, los chicos pueden jugar a ser paleontólogos por un día, provistos de chaquetas, palas y pinceles aptos para encontrar huesos escondidos.

Informes: www.neuquentur.gob.ar/villa-el-chocon/ 

Valle del Conlara (San Luis)

“Conlara” significa “Valle Hermoso” en el antiguo idioma de los originarios pobladores comechingones de San Luis. Ninguna definición podría ser más apropiada para este lugar con un microclima que asegura sol y temperaturas templadas durante todo el año, y un paisaje serrano poblado de ríos, cascadas y vegetación.

El atractivo principal es la Villa de Merlo, con una variada infraestructura que funciona como punto de partida para explorar la región y para prácticas de turismo activo como trekking, rappel, montañismo y cabalgatas.

En los alrededores de la Villa se puede practicar parapente en la localidad de Carpintería, conocida como la capital del vuelo libre. Las localidades de Cortaderas-Villa Elena prometen excelentes balnearios naturales, cascadas, capillas y puestos artesanales.

El circuito incluye también otros sitios como Concarán, donde se pueden apreciar pinturas rupestres y explorar los túneles de la antigua Mina de los Cóndores, o Santa Rosa de Conlara, puerta de entrada del impactante Parque Natural Bajo de Véliz.
 
Más información: www.camiare.com

Valle de la Luna (San Juan)

El Parque Provincial Ischigualasto, también conocido como Valle de la Luna, es un gran libro a cielo abierto que lleva inscripta la historia de la Tierra. Este parque de paisajes desérticos y pedregosos -ubicado a 300 kilómetros hacia el noreste de la ciudad de San Juan- resguarda una importante reserva paleontológica y geológica, ya que es el único lugar donde puede verse al descubierto todo el período Triásico en forma completa y ordenada.

Se calcula que las formaciones geológicas de este sitio tienen una antigüedad de entre 180 y 230 millones de años. El recorrido es de 40 kilómetros y demanda unas tres horas y media en auto con varias paradas y caminatas cortas. Las estrellas del itinerario son, sin dudas, las gigantescas figuras de piedra, de extraña belleza, El Gusano, La Esfinge, El Submarino, El Hongo y La Cancha de Bochas.

Estas figuras están enmarcadas por un paisaje lunar, silencioso y solitario, donde contrasta el gris de las zonas pedregosas con el cielo límpido, diáfano y los paredones de la formación de las Barrancas Coloradas que se recortan a lo lejos.

Aquí se encontraron restos de reptiles considerados los más antiguos del planeta, y también fueron descubiertos fósiles de algunos dinosaurios primitivos como el herrerasaurus y el eoraptor lunensis.

Más información: www.ischigualasto.org; www.turismo.sanjuan.gov.ar

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