Hace algunas semanas una misteriosa ballena beluga, que tenía puesto un arnés al que se le podría enganchar una cámara, sorprendió a varios pescadores de Noruega.
Inmediatamente, se dieron cuenta que el animal estaba acostumbrado a la compañía humana. Un comportamiento que los naturalistas atribuyen a un adiestramiento en cautiverio.
“Daba vueltas alrededor de nuestro barco. Es increíble. Siguió el velero hasta Hammerfest", contó en aquella oportunidad Jørgen Ree Wiig, inspector de esta dirección.
Debido a que el arnés que poseía llevaba la inscripción "equipo de San Petersburgo", los expertos marinos a consideraron la posibilidad de que el cetáceo hubiera escapado de un programa del Kremlin para usar mamíferos submarinos con fines militares, un extremo que el Gobierno ruso ha desmentido.
No obstante empezaron a llamarla la ballena espía. Ella permaneció en el lugar y con el correr de los días, las personas se empezaron a acercar al puerto de Hammerfest para verla.
El último fin de semana, una turista que pasó a saludar al mamifero dejó caer su teléfono al agua y este se fue a lo profundo. Sin embargo, ante la sorpresa de todos, la supuesta espía descendió, buscó el celular y se lo entregó a su dueña.
El momento quedó registrado en un video que, posteriormente, fue compartido en Instagram. "Cuando los animales son más amables que los humanos", escribió uno de los usuarios junto al video que fue reproducido miles de veces.