En épocas de consumo fugaz y pantallas de diverso tamaño, la alquimia del celuloide parece un arte trasnochado. Sin embargo, sigue considerándose como la única película de resolución inigualable y capacidad precisa para reproducir el color de la manera en que lo ve el ojo humano gracias a la riqueza de su textura. En esta cruzada, figuras como Christopher Nolan, Martin Scorsese, Steven Spielberg, Paul Thomas Anderson y Quentin Tarantino, entre otros, presionaron a los estudios para mantener viva la última empresa que fabrica las películas y garantizar la exhibición tal como fue concebida.
Para este renacer de la película de 35 y 70mm, hay que trasladarse al momento en que estaba a punto de desaparecer. Entre 2013 y 2014, Fujifilm se retiró del negocio y quedó Kodak, tanteando la quiebra por una caída del 96% en las ventas de los últimos diez años. La transición de los cines al modelo digital estaba casi completada, y pocos seguían con los proyectores análogos.
"El problema es que ya no tendrás otra opción, por lo que se convierte en un tema creativo importante que debe preocupar a la gente", advirtió Nolan, director de "Interstellar" (2014), filmada en anamórfico 35mm e IMAX 70mm. Junto a otros colegas de peso, logró que Disney, Fox, Paramount, Universal, Warner y Sony compraran millones de metros de película a Kodak.
Desde entonces, mal no le ha ido: el celuloide tuvo una suerte de resurrección como el vinilo en la música.
En 2018, por ejemplo, hubo 24 películas rodadas en 35mm y, al año siguiente, 27. En los premios Oscar 2020, tres de las cinco nominadas en mejor fotografía fueron filmadas en celuloide: "Once Upon a Time... in Hollywood", de Tarantino; "The Irishman", de Scorsese; y "The Lighthouse", de Robert Eggers. En este último caso, el 35mm toma un valor crucial para lograr ese blanco y negro tan tétrico para los planos y ese formato 1.19:1, casi claustrofóbico.
"Espero que las próximas generaciones sean mucho más inteligentes que ésta, y puedan darse cuenta de lo que perdieron", evaluó el director de "The Hateful Eight" (2015), para la que convocó a su habitual colaborador Robert Richardson y recuperó el Ultra Panavision 70 con pantalla 2.76:1, formato muy utilizado en los '50 y '60 y que aquí se luce en las primeras panorámicas de la nevada Wyoming.
Tarantino sumó 19 minutos de metraje en cines selectos que la exhibieron tal como debía ser. Ahora bien, la pregunta que los cinéfilos lamentamos: ¿cuántos kilómetros tenemos que recorrer para ver una película en su esplendor?
Cuando "Dunkirk" se estrenó en 2017, Nolan protagonizó una intensa campaña de promoción en la que llamó al público a acercarse a los IMAX 70mm. No obstante, apenas en Estados Unidos había 31 salas que cumplieran esa condición.
Los detractores del director inglés dicen que experimenta para unos pocos, pero lo cierto es que también hay una estructura de distribución y exhibición a la que poco le interesan esos haluros de plata que capturan la luz en la película y se imprimen después de formas impredecibles, asegurando una textura física parecida a nuestra visión natural.
"¿Cuál es la definición de una película? ¿Qué es una película? ¿Algo que dura dos horas? ¿Es un género en particular? Nada de eso. Lo que ha definido siempre a una película es que se vea en un cine. Ni más ni menos. ¿A quién le importa Netflix? No creo que afecta a nada, no es más que una moda", disparó Nolan, dos años antes que "Marriage Story", de Noah Baumbach, se viera confinada al streaming pese a ser filmada en 35mm.
Del otro lado, la expansión digital permitió que muchos cineastas del circuito independiente -y con escasos recursos- pudieran concretar sus proyectos.
Sean Baker, uno de los que mejor halla la belleza en lo mundano, hizo "Tangerine" (2015) con tres iPhone 5s y luego filmó en 35mm "The Florida Project" (2017): "Si tengo la oportunidad de filmar en película, ¿por qué no hacerlo? Dejar ir los 35mm porque hay una opción más barata por ahí, no es justo".
Lástima, otra vez, el sistema. Estamos ante una inversión sin retorno: casi no hay cines que respeten los 35mm, por lo que obra termina exhibiéndose en una copia digital.
Ni hablar de los 70mm. Este formato, que en realidad es una película de 65mm con 5mm adicionales que antes se usaban para el sonido, tiene una relación de aspecto de 2.20:1, la que es incapaz de manejarse en los cines convencionales. ¿Exagera Nolan en insistir en un formato al que pocos pueden acceder? ¿No sería mejor elevar la queja a los mandamás de turno y no al público?
Volviendo a Baker, hay una anécdota que podría repensar la grieta. La última y poderosa escena de "The Florida Project" muestra la huida de las pequeñas Moonee y Jancey en Magic Kingdom, pero el director no contaba con la logística para rodar allí. Sin que nadie lo notara, agarró su iPhone 6s Plus y captó esa sensación intrépida y discordante.
Dejemos que Scorsese lo formule por todos: "Parece que siempre se nos ha recordado que la película es, al fin y al cabo, un negocio. Pero el cine es también una forma de arte, y los jóvenes que hacen películas deben tener acceso a las herramientas y materiales que eran los componentes básicos de esa forma de arte. ¿A alguien le gustaría decirle a los jóvenes artistas que se deshagan de pinturas y lienzos porque los iPad son mucho más fácil de llevar? Por supuesto que no".
Después de los créditos
Para quienes tengan curiosidad, Kodak lanzó una app y una página web (reelfilm.kodak.com) para salvar dudas y chequear qué estrenos fueron filmados en celuloide y qué cines pueden proyectarlos en el formato pertinente. También hay entrevistas con autores que siguen apostando por los 35 y 70mm.
