Una distribuidora de tres años de vida y apenas 27 empleados es la revelación en Estados Unidos, al asegurar la proyección en cines de películas que se perderían en el abismo del streaming. Se trata de Neon, la responsable de llevar al país del norte el fenómeno surcoreano "Parasite" y propiciar ese hito para "internacionalizar" la vitrina de los premios Oscar. Pero la película de Bong Joon-ho es apenas uno de los créditos de esta curadora de contenidos: la mayoría de su catálogo suele estar en las listas de lo mejor del año, aunque rara vez llegó de manera oficial a las salas por estas latitudes.
Después de trabajar en un videoclub cuando era estudiante en la Universidad de Carolina del Norte, el estadounidense Tom Quinn inició su carrera en la industria en Samuel Goldwyn Films antes de unirse a Magnolia Pictures, donde descubrió la película de terror "The Host" (2006) y el thriller "Mother" (2009), ambos proyectos del director surcoreano. De allí su vínculo de admiración, que se perpetuó cuando Quinn pasó a Radius-TWC, una subsidiaria de The Weinstein Company, que distribuyó otra de Bong, "El expreso del miedo" (Snowpiercer, 2013).
Según contó en The New York Times, Quinn se obsesionó con proteger el corte original de 126 minutos debido al conocido vicio de la empresa de Harvey Weinstein por meter tijera en la sala de edición. El episodio marcó a Quinn, quien optó por dejar su empleo y encarar su propia distribuidora: una dirigida a personas que no tengan aversión a la violencia, a la lengua extranjera y a la no ficción.
Para lograr su propósito, el empresario se unió a su amigo Tim League, dueño de la cadena Alamo Draft House Cinema. En los primeros meses de 2017, la dupla juntó unos pocos millones de dólares en base a la adquisición de pequeñas películas. La primera en llegar a las salas estadounidenses gracias a Neon fue "Colossal", una demente comedia negra de ciencia ficción dirigida por el español Nacho Vigalondo, donde Anne Hathaway es una mujer con problemas de alcoholismo que se relaciona con una criatura símil Kaiju en Seúl.
Paulatinamente, Neon sumó otras joyitas de festivales, entre ellas, "Ingrid Goes West", dirigida por Matt Spicer. Salida de Sundance, la película explora la cultura del 'me gusta', la reputación virtual y las miserias que provoca ese frenesí llamado Instagram. Otra vez excelentes críticas, pero una salida limitada en salas y escueta ganancia.
No fue hasta el Festival Internacional de Cine de Toronto de 2017 cuando Neon halló su primer hit. Quinn y League se unieron a 30West, compañía inversora en medios, en la puja por los derechos de "Yo soy Tonya" (I, Tonya, 2017). Neon ofreció 5 millones de dólares, tres menos que el gigante Netflix. Sin embargo, la productora de Margot Robbie se inclinó por un estreno en las salas, con promesa de campaña para la temporada de premios.
"Muchas veces el dinero es el mismo, y muchas veces el dinero es tres veces lo que estamos ofreciendo. Pero ellos lo están ofreciendo sin la garantía de una ventana teatral. Y nosotros estamos comprometidos con el cine", dijo Quinn en aquel entonces tras quedarse con la distribución. Finalmente, la biopic de la escandalosa patinadora sobre hielo recaudó 30 millones de dólares en Estados Unidos y cerró con el Oscar a mejor actriz de reparto para Allison Janney.
Documentales como "Three Identical Strangers" (2018) y "Apollo 11" (2019) fueron nominados en los Critics' Choice Awards y en los Bafta, mientras que "Honeyland" (2019) llegó a integrar la categoría final en los Oscars de febrero pasado. Otras películas de Neon incluyen la fantasía sueca "Border" (2018); el drama "Vox Lux" (2018), con protagónico de Natalie Portman; y "Amazing Grace" (2018), homenaje a Aretha Franklin con dirección de Sydney Pollack.
La distribuidora también estrenó en EE.UU. dos de las mejores de 2019: la colombiana "Monos" (2019), de Alejandro Landes, y la francesa "Retrato de una mujer en llamas" (Portrait de la jeune fille en feu, 2019), filme romántico de Céline Sciamma injustamente ignorado.
Para Quinn, consciente del difícil momento que atraviesan los pequeños y medianos proyectos cinematográficos, el desafío es encontrar contenido que "vaya más allá del desorden de todas las otras opciones de entretenimiento que las personas tienen en casa". Su lema es recuperar el sentido de "identidad" en las salas, de manera que no sean esclavas de un tentpole acaparando sus pantallas. La misma cruzada que mantiene A24, el estudio indie detrás de "The Lobster" (2016), "Hereditary" (2018) y "The Lighthouse" (2019), entre muchas más.
En medio de las restricciones por la pandemia, Neon lanzó días atrás en un puñado de autocines de Estados Unidos el documental "Spaceship Earth", basado en la secta que formó en los '90 un grupo de contraculturales en el ecosistema Biosphere 2. En tanto, para fin de año, guarda los dramas como "Shirley", con Elisabeth Moss, y "Ammonite", con Kate Winslet y Saoirse Ronan.
Un nuevo rumbo
Neon adquirió "Parasite" cuando estaba en etapa de guion, allá por 2018. Quinn gozaba de una buena relación con Bong Joon-ho por sus proyectos previos, pero cuando la película arrasó con la Palma de Oro en Cannes, la distribuidora trazó una estrategia para Norteamérica, con fuerte énfasis en las redes sociales, sin recurrir a la tv tradicional. En 22 semanas de recorrido, recaudó US$ 53,4 millones en EE.UU., mientras que Hulu compró los derechos en streaming: el 70% va directo al distribuidor.
El triunfo de la cinta surcoreana abrió el interés de los grandes estudios hacia mayor variedad de los productos, más si se tiene en cuenta que EE.UU. bajó su participación en taquilla mundial al 27% en 2019. El propio Bong Joon-ho lo dejó en claro en la ceremonia de los Oscars: "Una vez que superes la barrera de los subtítulos, conocerás películas mucho más asombrosas".
Este golpe al orgullo rancio y conservador le dolió al presidente Donald Trump, quien cuestionó: “¿Qué tan malos fueron los premios de la Academia este año? El ganador fue una película de Corea del Sur. ¿Qué demonios fue todo eso? Tenemos suficientes problemas con Corea del Sur por el comercio. ¿Podemos recuperar ‘Lo que el viento se llevó’, por favor?”. Los de Neon salieron al cruce desde Twitter: “Es comprensible, él no puede leer”.